miércoles, 19 de diciembre de 2012

Economía forense

La palabra cooperar tiene normalmente implicaciones positivas para la mayor parte de las personas a la par que la palabra competir tiene un significado más negativo. La cooperación se entiende como algo deseable mientras que la competencia o la competitividad pretenden señalar aspectos negativos o en todo caso se asumen como un mal necesario en nuestra sociedad. Sin embargo, para los oídos de un economista las palabras cooperar o competir están mucho menos cargadas emotivamente. No sólo porque valoremos la competencia como algo sano (y mucho menos estresante de lo que la gente tiene en mente) sino también porque hemos estudiado muchos casos en los que la cooperación se ha utilizado para sacar provecho o perjudicar a terceros.
De hecho, las estrategias competitivas o cooperativas no son sino medios para alcanzar fines y son esos fines los que pueden ser loables o despreciables.

Cuando uno se acerca por primera vez a la microeconomía le cuentan la historia de los mercados de competencia perfecta y el caso de los monopolios. Ambos son extremos, el blanco y el negro, de lo que en realidad uno puede encontrarse en la vida real donde ni existe la competencia perfecta ni existe un monopolio perfecto. Dentro de la escala de grises tenemos casos cercanos a la competencia perfecta, donde la capacidad de fijar precios arbitrariamente altos está muy mermada y, por otro lado, situaciones de monopolio o de cártel en las que uno o varios oferentes, productores, pueden cobrar servicios anormalmente altos. Una situación en la que haya un fuerte poder de mercado se traduce en una transferencia de excedente de los consumidores a los vendedores. Dicho poder de mercado puede tener distintos orígenes, que no voy a discutir aquí, pero en muchas ocasiones es el resultado natural de una actividad reguladora que limita la entrada de nuevas empresas en un determinado sector (leyes urbanísticas, concesiones administrativa, permisos de actividad, limitación de horarios comerciales, etc. ).

Hay ocasiones en las que varias empresas de un sector cooperan para evitar la entrada de nuevos competidores y fijar precios más altos de los que sería esperable en un contexto más competitivo. No siempre es fácil detectar dichas practicas colusorias pero poco a poco la Economía va dotando de herramientas y marco teórico suficientemente riguroso como para que las autoridades (defensa de la competencia) puedan identificar dichas prácticas y actuar en consecuencia.

Veamos algunos ejemplos.

El escándalo NASDAQ

En 1994 dos economistas, William Christie y Paul Schultz, publicaron en el Journal of Finance un artículo titulado Why do NASDAQ market makers avoid odd-eight quotes? que en román paladino quiere decir algo así como ¿Por qué los "creadores de mercado" del NASDAQ evitan las cotizaciones con octavos impares?.

Lo primero que hay que saber es qué es el NASDAQ: es una bolsa donde cotizan acciones de multitud de compañías, especialmente tecnológicas.

¿Y los "creadores de mercado" o market makers? Son empresas que cotizan precios tanto de compra como de venta para distribuir la oferta y la demanda y crear un flujo de liquidez entre el mercado y sus participantes. Dicho de otra manera, un market maker es alguien que ofrece un precio de compra y precio de venta para las acciones. La diferencia entre ambos precios es el bid-ask spread y en condiciones competitivas se espera que dicho diferencial sea muy pequeño, especialmente para acciones o productos con grandes volúmenes de negociación.

El NASDAQ cotiza los precios en dólares y octavos de dólar, por ejemplo, una acción puede cotizar a 23 3/8, lo que equivale a 23,375 dólares. Lo que Christie y Schultz observaron  es que para más de un 70% de las empresas del NASDAQ apenas existían cotizaciones que utilizaran "octavos impares". Dicho de otra manera, era prácticamente imposible encontrar cotizaciones que terminasen en 1/8, 3/8, 5/8 o 7/8. De esta manera el diferencial entre el precio de compra y venta de los market makers era de mínimo 0,25 dólares ( o 1/4), aumentando los márgenes de forma espectacular. Dicho fenómeno era imposible de explicar sin un acuerdo tácito o explícito entre los distintos operadores.

Del artículo de Christie y Schultz se hizo eco la prensa generalista lo que tuvo varias consecuencias:

La primera y más llamativa es que de repente empezaron a aparecer cotizaciones con octavos impares. Esto dio lugar a que los mismos autores publicasen un segundo artículo titulado Why did NASDAQ market makers stop avoiding odd-eighth quotes? o en castellano ¿Por qué los market makers del NASDAQ han dejado de evitar las cotizaciones con octavos impares?.

La segunda fue una investigación en la que incluso se grabaron conversaciones bastante comprometedoras entre operadores en ese mercado. Finalmente se cerró un acuerdo y se aprobaron normas para evitar situaciones similares en el futuro.

El escándalo del LIBOR

El asunto todavía está en ebullición. Esta semana ha habido detenciones al respecto y veremos en qué termina todo. Parece se que en este caso más que prácticas colusorias se trata de sobornos a determinados trabajadores de algunos importantes bancos (Barclays). Está todavía por ver el alcance del fraude. Lo explica mucho mejor que yo Sala i Martin aquí:




En el siguiente gráfico se ve dónde salta la liebre: Barclays siempre proporcionaba los tipos más altos y JP Morgan siempre los más bajos.




Pero hay más casos. Muchos más. Recientemente The economist publicaba el siguiente artículo The Scam Busters: how antitrust economists are getting better at spotting cartels, donde puede leerse:

Son momentos de tensión para los fijadores de precios. [...] Otros cárteles tienen tambien motivos para estar preocupados. El caso del LIBOR proporciona un buen ejemplo de como las autoridades de defensa de la competencia pueden usar datos sobre precios para escanear mercados y detectar rápidamente incluso casos de colusión a pequeña escala.
Los combustibles en España

Hace unos días se publicaban un par de entradas en Nada es gratis a cuenta de una posible alteración de los precios de los combustibles para reducir el IPC del mes de noviembre. Después se ha publicado otro en el cual se muestran comportamientos un poco extraños en la evolución de los precios de las gasolineras a lo largo de la semana: los lunes, que es la fecha semanal en la que deben reportar su precios a la autoridad competente, tanto el gasoil como la gasolina son mucho más baratos que el resto de la semana. De nuevo, los datos apuntan a prácticas colusorias. Habría que pedir a la autoridad que investigue. 



Cada vez disponemos de más herramientas para detectar casos de alteración de la competencia. En un mercado altamente competitivo la diferencia entre el precio de venta y el coste no es muy elevada por lo que las oscilaciones en el coste se verán reflejadas en el precio de venta. En el caso de prácticas colusorias el margen es muy superior por lo que pequeñas oscilaciones en el coste pueden ser absorbidas por las empresas trasladando al consumidor unos precios más estables. Sirva como ejemplo el siguiente gráfico tomado del anterior artículo del Economist relativo al precio de la perca (pescado) para el ejército norteamericano durante un período en el que operaba un cártel y a continuación en régimen de competencia(cuadro de la derecha). Los precios bajaron un 16% y pasaron a oscilar mucho más.


En resumen: existen prácticas abusivas y probablemente seguirán existiendo. Pero dichas prácticas dejan trazas. De la misma manera que las técnicas de análisis forense cada vez más avanzadas permiten detener y condenar a más criminales esperamos que las autoridades de defensa de la competencia utilicen las herramientas a su disposición para perseguir todas estas prácticas anticompetitivas.

martes, 27 de noviembre de 2012

Sin palabras

Son datos del INE. Así está el tejido productivo del país.

viernes, 23 de noviembre de 2012

¿Importa algo el nivel de deuda pública?

Hace ya unos años que formamos parte del "euro", de la Unión Económica y Monetaria. El diseño del euro requirió una serie de fases durante las cuales los países que aspiraban a formar parte de él (y algunos que se añadieron posteriormente) se comprometían a hacer converger sus economías hacia unos determinados objetivos. Es como si te dicen que para subir a un tren en marcha primero tienes que acercarte los suficiente al vagón y ajustar tu velocidad a la del tren. Hasta ahí, nada raro.

Una vez dentro del euro todos los estados miembros se comprometen a mantener un nivel de deuda pública por debajo del 60% del PIB y un límite para el déficit público del 3%. La idea es tratar de lograr que la UEM funcione de forma armónica. En román paladino, ya que vamos a pagar a escote debemos asegurarnos de que todo el mundo pide cosas del menú, y no de la carta. De hecho existe un procedimiento de déficit excesivo que debe velar por la observancia de la norma y que prevé incluso la imposición de sanciones financieras a los países que lo incumplan. España incumple. Lo mismo que casi todos los demás países de la Unión. Pero... ¿importa algo?. ¿No son esos parámetros meras cifras que "no salen de ninguna ecuación"? Vamos a tratar de arrojar algo de luz sobre el asunto:

Una de las consecuencias de la actual crisis ha sido el crecimiento espectacular de la deuda pública española como puede verse en el siguiente gráfico:

El nivel del 60% del PIB se alcanzó a tiempo (1999) y continuó descendiendo durante el resto de la legislatura de Aznar y la primera de Zapatero, hasta que nos metimos en esta "desaceleración transitoria ahora más intensa". Y estamos más que sobrepasados.

Pero más allá de los compromisos internacionales ¿tiene la más mínima importancia el nivel absoluto de deuda pública?. La siguiente expresión relaciona algunas de las principales magnitudes (esto es un guiño para alguien que me dijo que "no hay ninguna fórmula"):

Donde bt es el porcentaje de la deuda pública respecto al PIB en el momento t. dt es el déficit primario, esto es, el déficit una vez descontados los intereses de la deuda. En el quebrado, el numerador (1 + it) representa el pago de intereses de la deuda en el período t, pero hay que dividirlo por lo que crece el PIB durante ese mismo período y que viene representado en el denominador. El primer paréntesis recoge la subida de precios (π = deflactor del PIB) y el segundo el crecimiento real (G). (El producto de los dos da el crecimiento nominal del PIB). El último término εt es un término para corregir efectos de imputaciones temporales, vencimientos, etc. (Por ejemplo, el gobierno puede emitir deuda el 28 de diciembre para hacer frente a gastos que computen en el déficit de enero).

Si introducimos la ecuación anterior en una hoja de cálculo y damos valores a los parámetros cercanos a los que se esperaban en aquel momento veremos como ese nivel de déficit y deuda son estables a largo plazo. Si el objetivo de inflación del BCE es del 2%, el crecimiento real del PIB se podía calcular en el entorno de otro 2% y el tipo de interés de la deuda en torno al 4% es fácil ver que se podía sostener un déficit permanente del 3% sin que la deuda excediera el 60%.

Vale. Niveles del 60% de deuda y del 3% de déficit son compatibles con una cierta estabilidad, pero también pueden serlo otros.

¿Hay algo más en relación al nivel del 60%?

Pues parece que sí. Traigo aquí dos referencias recientes. La primera de ellas aparece en el último informe del Fondo Monetario Intenacional que se puede encontrar aquí. En la página 108 aparece el siguiente gráfico:

La gráfica muestra el crecimiento relativo de un país en relación a los de su entorno dependiendo de su nivel de deuda pública respecto al PIB. (En realidad no es tan sencillo ya que cogen el crecimiento de los 15 años posteriores a que el país alcance cada nivel de deuda). La linea azul representa episodios de países cuya deuda crecía al alcanzar cada nivel de deuda y la roja los que alcanzaban ese nivel en una tendencia decreciente.

Los datos parecen mostrar que niveles reducidos de deuda (por debajo del 40%) están asociados con mayores tasas de crecimiento. Hay también niveles de deuda elevados con tasas de crecimiento elevadas en países cuyo nivel de deuda (alto, en torno al 100%) estaba descendiendo. En todo caso, el crecimiento es más alto en países con niveles de deuda decrecientes y parece claro que a partir de un determinado nivel de deuda (entre el 50 y 60%) éste supone un lastre económico importante.

Los datos del FMI se refieren a multitud de países y son episodios de un amplísimo período de tiempo. ¿Son así las cosas también en la Eurozona y en el siglo XXI?. Una respuesta puede hallarse en el working paper del Banco Central Europeo "DEBT AND GROWTH NEW EVIDENCE FOR THE EURO AREA" y que puede descargarse aquí. Lamentablemente este artículo no tiene ningún bonito gráfico que insertar y es un poco aburrido pero puedo resumir las conclusiones:


  1. Por debajo de un 67% (con un intervalo entre 63 y 69 al 90% de confianza) la deuda pública tiene un impacto positivo en el crecimiento a corto plazo.
  2. Por encima del 95% (entre 80 y 100) el impacto de la deuda pública es negativo sobre el crecimiento
  3. El impacto positivo del estímulo fiscal decrece rápidamente en la medida que el nivel se acerca al 67% pudiendo llegar a ser negativo.
  4. La evidencia presentada parece indicar que estímulos fiscales (keynesianos) serían efectivos para niveles bajos de deuda pública e inútiles a partir de niveles en los que nos encontramos. 
Resumiendo: estamos sobrepasados. Seguir así no nos lleva a ningún lado e impide o dificulta las hipotéticas medidas de estímulo. Hay que reducir el porcentaje de deuda pública de nuevo a niveles aceptables como sea.

domingo, 18 de noviembre de 2012

El termostato de Friedman

Es una pena, pero es muy difícil hacer experimentos en Economía. Es cierto que hay un enfoque de laboratorio en lo que se ha venido en llamar behavioral economics o Economía Conductual, pero su alcance es muy limitado circunscribiéndose sobre todo a cuestiones que tienen más que ver con la Psicología que con la Economía.

También hay un enfoque experimental en la evaluación de actuaciones de lucha contra la pobreza que merece la pena conocer.  Sin embargo, lo normal es que para contrastar hipótesis los economistas tengamos que esperar a que el experimento ocurra fortuitamente y confiar en que los datos que se puedan recoger arrojen suficiente información.

Pero hay un tipo de problemas en Economía que son muy difíciles de abordar incluso cuando disponemos de todos los datos relevantes. En concreto me refiero a un problema tan importante como el de la evaluación de la efectividad de las políticas monetarias y fiscales. ¿Podemos saber, con datos en la mano, si de verdad la política monetaria o la política fiscal (la política económica del gobierno) sirven para algo?.

El primero que creo que señaló el problema fue el genial Milton Friedman. La idea es la siguiente: supongamos que tenemos un panel donde podemos observar la temperatura que hace en la calle, la temperatura que hace dentro de casa y el consumo de gas de la caldera de calefacción. Supongamos que el consumo de gas lo controla un termostato que hace muy bien su trabajo manteniendo la temperatura de la casa estable. En nuestro panel veremos que el consumo de gas sube y baja sin ninguna relación con la temperatura interior. También veremos que la temperatura exterior sube y baja sin relación con la temperatura interior. Un estadístico podría rechazar que exista ninguna relación entre el consumo de gas o la temperatura exterior con la temperatura interna de la casa. De la misma manera, una mera relación estadística nos diría que el consumo de gas y la temperatura exterior de la casa están correlacionadas: cuanto más gas consumimos más baja la temperatura exterior, y viceversa.

La evaluación de las políticas económicas medida como la correlación entre los instrumentos a disposición del gobierno (el consumo de gas de la caldera) con los objetivos de la política (mantener una temperatura interior confortable y estable) será nula: aparentemente no tendrán nada que ver.

Otra metáfora sobre el termostato de Friedman puede leerse en el siguiente post de Nick Rowe, una parte del cual traduzco a continuación:
Todo el mundo sabe que si aprietas el acelerador el coche va más rápido, si todo lo demás permanece igual, ¿cierto?. Y todo el mundo sabe que si un coche va cuesta arriba el coche irá más despacio, si todo lo demás permanece igual, ¿cierto?.

Imagina ahora que eres alguien que no sabe esas dos cosas. Y que eres un pasajero en ese coche observando al conductor tratando de mantener una velocidad constante sobre una carretera con numerosos cambios de rasante. Verías el acelerador subir y bajar. Verías al coche ir cuesta arriba y cuesta abajo. Pero si el conductor es habilidoso, y el coche es lo suficientemente potente, verías que la velocidad es constante. De modo que si estuvieras observando este particular "proceso generador de datos", podrías llegar a la siguiente conclusión: "¡Mira! La posición del acelerador no tiene nada que ver con la velocidad del coche" o también: "¡Mira! El hecho de que el coche vaya cuesta arriba o cuesta abajo no tiene ningún efecto en la velocidad"; o todavía peor: "¡Eh tíos! Los que pensáis que el acelerador o las pendientes afectan a la velocidad estáis equivocados!"...
 [...]
Si el conductor está haciendo bien su trabajo ajustando adecuadamente la presión sobre el acelerador a la pendiente de la carretera, deberías encontrar una correlación nula entre el acelerador y la velocidad. Cualquier fluctuación en la velocidad debería estar incorrelada con cualquier cosa que el conductor pueda ver. Son los errores de predicción del conductor, porque no puede ver llegar ráfagas de viento. Y si encuentras una correlación entre el acelerador y la velocidad ésta podría ser de cualquier signo. Un conductor que sobreestime la potencia de su motor, o que infraestime los efectos de las pendientes, creará una correlación entre el acelerador y la velocidad con el signo "erróneo". Apretará el acelador al subir una pendiente pero no lo suficiente de modo que la velocidad caerá.


¿Y cómo resolvemos el problema?. Existen varios enfoques:

El primero consistiría en observar con especial atención las situaciones extremas. En el ejemplo del coche observar qué ocurre en situaciones con una cuesta muy pronunciada y con el pedal a tope. O en el caso de la caldera qué ocurre cuando la temperatura exterior es de menos 20 grados y la caldera no puede consumir más gas.

El segundo enfoque consistiría en evaluar si el cambio manifiesto de objetivo (cambiar la velocidad de crucero del coche, la temperatura de la casa o el objetivo de inflación) se alcanza mediante cambios en los instrumentos (pedal, gas, alterar la cantidad de dinero en circulación) de la forma prevista.

El tercer enfoque consistiría en localizar un conductor idiota. Un conductor que pisara el acelerador siguiendo el ritmo de la radio. O un gobernante incompetente o con los objetivos puestos en otra cosa (¿reelección?). Si encontrásemos casos así podríamos encontrar esa relación. Como dice el refrán no hay mal que por bien no venga.

viernes, 16 de noviembre de 2012

¿El fondo del pozo?

La siguiente gráfica muestra la población ocupada en España desde su máximo histórico (tercer trimestre de 2007) hasta el último dato publicado (fuente INE):


La gráfica es desoladora, si bien si nos fijamos en lo que llevamos de 2012 (los últimos  trimestres) parece apreciarse una ralentización del desplome. ¿Es así?

En la misma fuente podemos encontrar también los datos de ocupados en el sector privado:


El número de ocupados en el sector privado en el primer trimestre era de 14.329.000 personas mientras que en el tercero eran 14.328.000 (prácticamente las mismas). Dicho de otra manera, el sector privado está generando empleo al mismo tiempo que lo destruye: no va para arriba, pero tampoco para abajo.

Otro panorama bien distinto lo presenta el empleo en el sector público:

Si nos fijamos en la gráfica, pasamos del entorno de los 2.900.000 empleados públicos a más de 3.200.000 mientras el resto de la economía se desmoronaba. Carezco de datos sobre la cantidad y calidad de servicios públicos ofrecidos a mediados de 2011 y si estos eran mejores o peores que los que se ofrecían en 2006 o 2007. Mi impresión (y esto es una valoración subjetiva y anecdótica) es que en todo caso, en 2011 estábamos peor que 2007 pese a que las plantillas de las administraciones públicas eran un 10% más altas.

En definitiva, en este momento hay 100.000 personas menos trabajando que a comienzo de año y el 100% de dicha caída se ha dado en el sector público. Viendo las series históricas no sería de extrañar que el empleo público vuelva a caer durante el año siguiente en otras 100.000 personas hasta volver a situarse en el tamaño que tenía durante los años previos a la crisis (¡y previos a los recortes!).

En resumen, como diría Serrat:

Bienaventurados los que están en el fondo del pozo
porque de ahí en adelante sólo cabe ir mejorando.


miércoles, 14 de noviembre de 2012

¡Que paguen los ricos!

¿Cuántas veces hemos escuchado la frase que da título a esta entrada para hacer cuadrar la imposible aritmética de nuestras cuentas públicas?. Pero... unos impuestos más altos sobre los más ricos ¿resolverían los problemas de Hacienda?.

En el siguiente gráfico (de elaboración propia a partir de datos de la Agencia Tributaria de 2010, último año publicado) podemos ver cómo era la situación del IRPF por tramos de rendimiento.


La línea negra representa el número de declaraciones por cada tramo. El total de la altura de la columna es la suma de las bases imponibles de todas esas declaraciones por tramo de renta y la parte roja representa la proporción pagada a Hacienda (cuota íntegra del impuesto).

Se pueden hacer muchas cuentas, operaciones y simulaciones pero es sólo la parte azul de la columna la que podría ser "capturada" adicionalmente por el recaudador.

Los tipos impositivos medios sobre la base imponible (que no sobre la liquidable, que incluye deducciones, etc. ) son los siguientes:
Sorprendentemente, el tipo medio pagado por los muy ricos (ingresos totales de más de 601.000 €) es inferior al tipo aplicado al tramo anterior (los que ganan entre 150 y 600.000 €). Esto no ocurre en años anteriores y es debido a la proporción entre rentas de tipo general (con tipos más altos) y rentas del ahorro (con tipo más bajo). El tipo medio es de aproximadamente un 16,83% y la base imponible media es de 20.249 €.

Un ejercicio mental...

Vamos a suponer que el legislador es capaz de redistribuir perfectamente la renta entre todos los ciudadanos (sin alterar su nivel agregado lo cual es ciencia ficción). Vamos a suponer que cada uno de los aproximadamente 19 millones de declarantes percibe 20.249 € anuales. El tipo medio que hoy pagaría un ciudano a ese nivel de renta (interpolando datos) sería de un 12.41 %, de modo que si todos los ciudadanos fuesen iguales habría que subir los tipos impositivos 4,4 puntos pordentuales (¡un 30%!) para recaudar lo mismo. Dicho de otra manera: cuanto más igualitaria es la distribución de la renta antes de impuestos tanto más habrá que subir el tipo impositivo del ciudadano medio para obtener la misma recaudación.

Atención, pregunta: ¿Qué incentivos tiene ningún político, del partido que sea, para mejorar la distribución de la renta antes de impuestos? ¡Ninguna!. Es mucho más bonito y políticamente más comercial y demagógico jugar a Robin Hood.


En resumen: si queremos que los más ricos paguen las facturas... ¡hay que asegurarse de que haya ricos! ¿Demencial?

miércoles, 3 de octubre de 2012

Sobre Kahneman y una no-contestación a Helena Matute

Hoy, precisamente hoy, se hacía pública la carta abierta que Daniel Kahneman dirigía a un grupo de psicólogos de laboratorio. Básicamente se queja de las malas prácticas científicas en un área concreta de la psicología en la que se han dado varios casos recientes de fraude. Pese a que no es su área de trabajo entiende que la mala praxis de estos investigadores está manchando toda la disciplina y les propone una forma de contrastar externamente sus hallazgos.

Precisamente hoy también, la catedrática de Psicología Experimental de la Universidad de Deusto, Helena Matute, publicaba una entrada en su blog en la que citando a Kahneman (pero parece que sin darse por aludida) recomendaba a los economistas adquirir algunos conocimientos básicos sobre el método científico. Precisamente hoy, que el Sr. Kahneman les tira a sus colegas de las orejas por manchar su trabajo...

Pensaba contestar a la Sra. Matute... pero no voy a hacerlo.

Pensaba contestarle a su pregunta de dónde estaban muchos  economistas en 2002 cuando Daniel Kahneman recibió el Nobel de Economía que algunos de ellos habían estado ocupados leyéndole y proponiéndole para el premio. Pero no lo haré.

Pensaba decirle que confundir la racionalidad económica de los modelos con la racionalidad o irracionalidad de los mercados es un error de principiante. Por poner un ejemplo, le diría que las conclusiones que sacamos los economistas se parecen un poco a la Ley de los Gases Ideales: no necesitamos conocer el momento y posición de todas y cada una de las partículas de un gas para predecir de forma bastante precisa su comportamiento agregado. De la misma manera, no es preciso detallar el comportamiento de todos y cada uno de los agentes económicos para explicar el comportamiento agregado de los mercados. Pero esta polémica no sólo es vieja... ¡está zanjada! y sólo pretenden abrirla quienes no entienden a qué se refieren los economistas cuando hablan de racionalidad. De hecho, muchos resultados económicos son robustos a la hipótesis de racionalidad. Esto quiere decir que aunque se modele el comportamiento racional (que no quiere decir lo que la Dra. Matute cree en este contexto) los resultados siguen siendo válidos. Para muestra puede leer el artículo del también premio Nobel Gary Becker: Irrational Behavior and Economic Theory publicado ¡en el año 1962!.  Pero no voy a decirle ésto a la Sra. Matute.

Pensaba decirle a la Sra. Matute que estaría bien que se informe sobre a qué dedican el tiempo los economistas. Parece que tiene la idea de que los economistas se dedican a apostar en bolsa, o en el hipódromo. Y cree que los economistas no leen a Kahneman cuando precisamente... son economistas quienes propusieron a un psicólogo (a uno bueno, eso sí) porque su trabajo y aportaciones han sido recogidas en Economía. Otra cosa es la aplicabilidad y capacidad predictiva de las tesis del Sr. Kahneman, que de momento son escasas. Pero no diré tal cosa.

Pensaba decirle que no me extraña que le pidan cosas raras en la Universidad. Tenemos una lista de la vergüenza de la que pocos se salvan. Y la verdad es que no me extraña que pasen cosas... Me quejaba yo en este mismo blog hace una fechas del lamentable nivel de formación en Economía y la Universidad no se salva. A la luz del texto del artículo de la sra. catedrática me temo que ella tampoco ha visto nada sobre Economía en su vida. Afortunadamente sólo el Papa puede hablar ex-cátedra y cualquiera puede decir tonterías en algún momento. Pero no diré nada de ésto.

Pensaba comentarle que para comparar la Economía con la homeopatía o el tarot estaría bien provenir de un campo con un poco menos de tradición magufa. ¿Hacemos un repaso por las teorías psicológicas que han aparecido y desaparecido por el siglo XX sin más soporte que la charlatanería barata? ¿Hablamos del psicooanálisis?. Pero no. No diré nada de ésto ya que lo único que la sra. catedrática demuestra es su ignorancia y no quiero señalarla con el dedo.

Pensaba decirle que los economistas tenemos conocimientos del método y sabemos en qué consiste el rigor (rigor que ella no aplica cuando hila una sarta de sandeces una tras otra en la entrada del blog que no estoy comentando). Y que leemos a psicólogos, por supuesto. Y que actualmente el estado de la Economía Conductista o Behavioral Economics está en sus inicios pero que no parece que vaya a suponer ninguna revolución. Pero no voy a decir nada de ésto.

¿Y por qué no digo nada? Pues muy sencillo. Porque he pillado la broma. La Sra. catedrática utiliza un ingenioso artificio literario autoreferencial: se refiere a la inevitable irracionalidad de la mente humana escribiendo un texto en sí mismo irracional. Francamente inteligente. Casi la tomo en serio.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

El agricultor y el señor feudal

Llevo ya semanas dando vueltas a una serie de posts sobre temas de impuestos, pero no consigo darles forma satisfactoria: bien se hacen complejos o bien resulta muy difícil ser a la par escueto y preciso. He recopilado bastantes datos y los iré sacando poco a poco con la esperanza de que en pequeñas dosis se hagan más digestibles.

El post de hoy es una hipersimplificación del problema del gobierno a la hora de fijar una política impositiva. La historia es sencilla pero permite ilustrar algunas cuestiones sobre las que alguna vez he comentado algo.


Pensemos en un agricultor en la Edad Media. Supongamos que el agricultor se dedica a cultivar trigo. Por cada grano que siembra recoge 10 en cada nueva cosecha. Una vez cosechado el trigo tiene que decidir qué parte la destina a simiente para el año próximo y qué parte la necesita para su propio consumo. Hasta ahí el problema es relativamente sencillo: dependiendo de unas necesidades mínimas, sus gustos, de cómo valore su ocio decidirá cómo hacer el reparto.

Supongamos también que las tierras y graneros del agricultor son susceptibles de ser saqueadas por bandidos, forajidos, piratas, soldados de reinos vecinos... El señor feudal del castillo de al lado protege a sus vasallos a cambio de impuestos. El  señor feudal fija el pago en especie que el agricultor tiene que hacer a cambio de la protección.

¿Cómo debería el señor feudal fijar la contribución del agricultor?. Vamos a suponer en primer lugar que el impuesto se fija como una proporción constante del trigo cosechado. Por poner una cifra, un 18% del trigo cosechado. De cada 100 sacos de trigo, el señor se queda con 18. Como hemos calculado que el rendimiento de las semillas es de 10 a 1, para producir la misma cantidad el agricultor debe conservar por lo menos 10 sacos para simiente, por lo que puede consumir 72 sacos de trigo como máximo (100 - 18 - 10 = 72). De hecho, si consume algo menos de trigo podría guardar algo más de simiente para el año siguiente e incrementar la producción.

Supongamos ahora que alguien aconseja al señor feudal cambiar la forma de calcular el impuesto recomendándole cobrar un 18% sólo del trigo que el agricultor destina para consumo y dejando libre de impuestos los sacos que se destinan a simiente. De alguna manera, el agricultor tiene la posibilidad de elegir cuántos impuestos pagará destinando más o menos trigo para su consumo. Si decide consumir la misma cantidad de trigo que en el caso anterior (72 sacos) guardará 13 sacos para simiente y de las otras 87 pagará el 18% (15 sacas) en impuestos. El señor feudal ha recaudado menos. ¡Valiente consejero!

Pero... ¿qué pasa en los años sucesivos?. Es fácil ver que en el primer caso, al año siguiente el agricultor volvía a producir 100 sacos de trigo y la historia volvía a repetirse. Pero... en el segundo caso los 13 sacos de simiente se convierten en 130 sacos de trigo para el año siguiente. De esos 30 sacos de trigo adicionales el agricultor consumirá una parte (y pagará un 18% de impuestos sobre ello) y el resto la ahorrará... ¡incrementando más aún las cosechas futuras y la recaudación futura!.

Por supuesto, en algún momento el agricultor no podrá ya cultivar tantos campos o no querrá trabajar tanto como la progresión anterior sugiere. Tambien es posible que en el primer caso el equilibrio no fuese estático: que el cultivo creciese. Lo que quiero señalar es que en el segundo caso la producción de equilibrio o el incremento de la producción es siempre superior al primer caso. La acumulación de capital propiciada por la nula fiscalidad del ahorro induce mayores niveles de producción y a la larga de recaudación. Para recaudar más (en términos reales) hay que producir más.

Una curiosidad respecto al ejemplo. En el primer caso la presión fiscal (lo que se recauda) es un 18% del PIB. En el segundo caso, la presión fiscal es menor (es un 18% de sólo una parte del PIB, por consiguiente, es menos), y sin embargo en la dinámica a plazo la cantidad total recaudada por el señor feudal sería superior en términos absolutos.

P.S.- Justo después de publicar esta entrada veo el mismo mensaje, con otro ejemplo, en el siguiente artículo de Matthew Yglesias "Why Mitt Romney's Effective Tax Rate Is So Low And Why It Probably Should Be"

sábado, 25 de agosto de 2012

Si torturas lo suficiente a los datos acabarán confesando cualquier cosa

Me encanta Gapminder. La agregación de cientos de series temporales en una herramienta de visualización poderosa es algo maravilloso. Recuerdo hace años cuando para un trabajo de econometría en la facultad o para la elaboración de mi trabajo de investigación la localización y procesamiento previo de los datos era una tarea de chinos. Normalmente los datos eran más escasos y estaban publicados en papel. A veces había cambios metodológicos en las series que obligaban a procesarlos antes de poderlos utilizar. Sin duda la disponibilidad actual de grandes repositorios de datos a todos los niveles es algo fenomenal... y peligroso.

He comentado ya varias veces en este blog que 'correlación no implica causalidad' y que hay que tener mucho cuidado con la correlación en series temporales. En general, creo que hay que tener mucho cuidado con la interpretación de datos si no se tiene un conocimiento adecuado de la realidad que representan. La ubicuidad de datos, estadísticas, series temporales animan al más pintado a buscar cuatro datos que le permitan "verificar" cualquier idea peregrina.

Para tratar de ilustrar lo que quiero decir, permítame el lector guiarle a través de un sencillo ejemplo:

Una de las regularidades empíricas más contrastadas en Economía es la relación negativa entre precio y cantidad demandada: cuanto mayor es el precio de algo ceteris paribus menor será la cantidad demandada por parte de los consumidores. Las palabrejas en latín son importantes. Significa 'permaneciendo el resto de factores constantes'. Se entenderá fácilmente con un ejemplo físico hablando de gases: a mayor presión, menor volumen... ceteris paribus, esto es, siempre que mantengamos la temperatura constante. Si variamos la temperatura la relación entre presión y volumen no tiene por qué cumplir el enunciado anterior.

Es cierto que no siempre se cumple la relación entre precio y cantidad demandada, pero son casos muy extraños.

Supongamos que alguien nos quiere convencer de que en realidad esta relación es un cuento chino. Podría acudir al INE y descargar unos datos que presento en el siguiente gráfico:

Permítame el lector que no revele todavía de qué bien se trata. Lo que está claro es que cuando el precio (de hecho un índice de precios mensual) es más alto mayor es la cantidad demandada de ese bien. Los datos son aplastantes. Ahora podríamos proponer, por ejemplo, seguir incrementando los precios para estimular al sector. O podríamos criticar la Teoría Económica que se estudia en las facultades ya que evidentemente no sirve para nada cuando se enfrenta a los 'datos reales'.

Pero ¿es ésto así?. La clave está en las palabrejas latinas anteriores: ceteris paribus. En los datos que se presentan en la gráfica hay elementos que distorsionan profundamente la información que podemos extraer de ellos, pero para ello hace falta disponer de un contexto: tener suficiente información como para poner en duda las conclusiones anteriores. En este ejemplo, tan pronto como revele de qué se trata, todos estaremos de acuerdo. En otros casos, en relación a realidades económicas más complejas en las que es más difícil entender el contexto que se halla detrás de los datos es necesario dejarse "guiar" por la opinión de quienes estudian y conocen en profundidad los fenómenos en cuestión.

Pero desvelemos ya el misterio. La cantidad del ejemplo es el porcentaje de ocupación hotelera. El precio es la relación de los precios de los servicios de alojamiento respecto al índice general de precios. Es evidente que en temporada alta los hoteles están más llenos y son más caros... y todos entendemos por qué: la gente disfruta principalmente de sus vacaciones en verano.

En este caso todo es bastante evidente, pero invito al lector a que se pregunte ante evidencias tan aplastantes como las del gráfico anterior si las cosas son así de claras o si alguien está tratando de darle gato por liebre.

viernes, 17 de agosto de 2012

La amatxo busca trabajo

En  entradas anteriores comentábamos alguno de los efectos de la crisis en relación a la tasa de actividad (porcentaje de personas trabajando o buscando empleo) de los más jóvenes. Hoy, con un título un poco traído por los pelos vamos a tocar otro aspecto de la oferta de trabajo: el incremento de la tasa de actividad femenina.

En la última Encuesta de Población Activa uno de los datos más preocupantes era el número de hogares en las que todos sus miembros activos estaban en el paro: ¡más de 1.700.000 hogares!. Teniendo en cuenta que a comienzos de 2007 esta cifra apenas eran 400.000 está claro que la situación se ha deteriorado sensiblemente. La EPA proporciona datos sobre éstas familias: cuantos miembros tienen, cuantos son activos, etc., pero éste no es el tema que quiero mostrar hoy.

En España (y en la mayor parte del mundo) la tasa de actividad femenina  acostumbra a caer a partir de los 25-30 años de edad. En muchos países esa tasa tiende a recuperarse a partir de los 40-45 años, pero no es éste el caso español. 

Era muy típico en un porcentaje significativo de familias en este país que el hombre trabajara fuera de casa y la mujer (a la que se referían con la horrorosa expresión de 'la parienta') se quedara en casa al cuidado de los hijos y del hogar. Pero la crisis está cambiando algunas cosas. Muchas mujeres que anteriormente no participaban en el mercado laboral están trabajando o buscando empleo porque hay que apoyar como sea la economía familiar. Los datos se ven claros en el siguiente gráfico:
Las tasas de actividad de los hombres se ve que no cambian mucho. En los primeros grupos de edad (entre 15 y 25 años), tal y como vimos aquí, la tasa de actividad ha disminuido. Ha aumentado ligeramente entre los 55 y 59 años. Tal vez porque hay menores oportunidades de acogerse a jubilaciones anticipadas o quizás por no aceptar reducciones de ingresos derivadas de las mismas en un momento en el que otros miembros de la familia puedan estar necesitados. En cualquier caso, las curvas roja (hombres, 2007) y azul (hombres, 2012) son muy parecidas.

Sin embargo los perfiles de las curvas verde (mujeres, 2007) y amarilla (mujeres, 2012) sí que son muy distintas. Si bien apenas hay diferencias en las tasas de actividad de las mujeres jóvenes (de menos de 30 años) es sorprendente el aumento en la tasa para edades superiores. En concreto, en la franja entre 50 y 60 años la tasa ha subido prácticamente 13 puntos porcentuales (del 57 al 70% en la franja 50-55 y del 41 al 56% en la franja de 55-60).

Parece que, efectivamente, y como decía en el título... la 'amatxo' está buscando trabajo.

miércoles, 15 de agosto de 2012

Cosas que están cambiando

La crisis está siendo larga. Muy larga. Tan larga que está provocando ya algunos cambios importantes más allá de los asuntos que copan los titulares y las pancartas. Son muchos los detalles, las cifras que nos indican que algo está cambiando. Hoy sólo me voy a detener en uno de esos aspectos: la formación de nuestros jóvenes.

Según datos de la OCDE recogidos en la página 182 del libro Nada es Gratis en 2008 ésta era la situación del nivel educativo de la población española en relación a los principales países de nuestro entorno:


No sé si vale la pena entrar a comentar datos que hablan por si mismos. No nos faltan universitarios: tenemos más que Alemania. Nos falta gente con FPII, técnico especialista o similares. Mientras los alemanes tienen un 60% nosotros tenemos la tercera parte. El drama es que en muchas empresas se contratan universitarios para ocupar esos puestos... y lo hacen mal, de modo que tenemos gente muy preparada por un lado y una falta de formación brutal por el otro. Ponemos a los cirujanos a cavar zanjas porque no tenemos palistas...


Pero parece que la gente joven se va dando cuenta de que no es bueno abandonar los estudios demasiado pronto. El gráfico siguiente muestra las proporción de jóvenes entre 16 y 19 años estudiando en el primer trimestre de cada año según la EPA.


Parece que desde el comienzo de la crisis la tendencia a estudiar, o dicho de otra manera, a no abandonar los estudios se refuerza. Y esto es esperanzador.

En el rango de edad de 20 a 24 años los datos son parecidos:

Nuestra juventud se está formando. Y eso es bueno. Tal vez no hoy. Tal vez no el año que viene, pero creo que son millones de pasos en la buena dirección.

viernes, 10 de agosto de 2012

Actividad y paro juvenil

Esta mañana leía el siguiente artículo publicado en el Diario de Noticias de Navarra: La reforma laboral dispara el paro juvenil en Navarra, que supera en 11 puntos a la media estatal.  Independientemente de si la reforma laboral genera o no genera paro (está claro que la no-reforma ya generó muchísimo) el dato es erróneo. El paro juvenil en Navarra es inferior a la media estatal. Leyendo la noticia, los 11 puntos son los que, según los poco comparables datos de UGT, separan el paro 'juvenil' de la media de paro en la Comunidad Foral.

El batiburrillo de conceptos y cifras es tal que creo que vale la pena sentarse un poco a valorar los datos proporcionados por UGT y ver si aportan algo nuevo. He intentado localizar el mencionado informe en la página de UGT de Navarra pero me ha resultado imposible encontrarlo, razón por la que me veo en la obligación de referirme a él sólo por lo que se menciona en el periódico y no de primera mano tal y como me gustaría. 

Lo primero que llama la atención es cómo se define el paro juvenil. Normalmente el paro juvenil se refiere al paro entre 16 y 25 años pero por algún motivo, UGT prefiere darlo entre 16 y 34... ¿por qué?. La verdad es que si se quiere llamar la atención sobre el paro juvenil en Navarra es mucho mejor quedarse con la definición estándar: mientras UGT da un 27,6%, el dato comparable según el INE entre 16 y 25 años es mucho más alarmante: ¡un 42,65%!. Luego volveré sobre esta cifra.

Otra cosa llamativa es que comparan el dato del paro entre 16 y 34 años con el general... y hay que tener en cuenta que los parados entre 16 y 34 años están incluídos en el dato general. Puestos a dar un dato verdaderamente alarmante sería mucho mejor comparar el dato de paro joven contra el dato de paro 'viejo', o sea, de los mayores de 35 años. Con las divisiones de grupos de edad del INE no me es posible calcular ese dato, pero si el paro de los menores de 35 es del 27% y el medio es del 16,4% el paro de los 'viejos' en Navarra no estará muy lejos del 11%.

Pero vayamos al INE a ver cómo está la cosa. Lo primero que conviene mirar, tratándose de la tasa de paro juvenil es la tasa de actividad: ¿cuántos jóvenes entre 16 y 25 años están trabajando o buscando empleo?. En principio, son edades en las que los jóvenes deberían estar formándose, estudiando, por lo que una baja tasa de actividad no es un mal indicador. Estos son los datos para España por comunidades autónomas en la última EPA correspondiente al segundo trimestre de 2012. 
En Navarra, el 36,68% de los jóvenes entre 16 y 25 años están trabajando o buscando empleo. Es sorprendente, por ejemplo el dato de las Islas Baleares... si un 53% está en esa situación me pregunto si la formación de los jóvenes no estará bastante descuidada. De hecho, en los años del boom de la construcción muchos jóvenes abandonaron sus estudios porque era relativamente fácil encontrar trabajos bien pagados con baja cualificación. Después han llegado las vacas flacas y todos sabemos qué ha ocurrido con ellos. De hecho, la tasa de actividad juvenil en Navarra ha venido cayendo en los últimos años como puede verse en el gráfico siguiente elaborado a partir de datos del INE:


La tasa de paro juvenil se muestra en el siguiente gráfico. Las cifras son espectaculares (mucho más que los datos que da UGT...):



Ahí podemos ver cómo el 42,65% de los jóvenes navarros que quieren trabajar no puede hacerlo. Es un triste consuelo que seamos la tercera comunidad autónoma con menos paro juvenil... sigue siendo muy alto.

Pero pongámoslo todo en perspectiva. El 42,65% del 36,68% es el 15,73%: 16 de cada 100 jóvenes navarros están en el paro. 21 están trabajando. De los otros 63 estarán probablemente un porcentaje muy alto formándose o estudiando. Y eso no es malo. A modo de curiosidad he calculado la proporción de jóvenes parados en cada comunidad autónoma (tasa de actividad x tasa de paro):



En España, 23 de cada 100 jóvenes entre 16 y 25 años está en el paro. En Navarra 15,7. Sólo datos.


P.S.- Parece que en el Diario de Noticias se han dado cuenta del error en el titular y lo han corregido, por lo que el enlace que he puesto al comienzo no funciona. La nueva versión, sin errores en el titular, se puede leer aquí.

lunes, 30 de julio de 2012

Un flash sobre stock de capital y destrucción de empleo

He señalado varias veces en este blog la importancia de la acumulación de capital, como por ejemplo aquí y aquí.

El stock de capital lo constituye el conjunto de todos los bienes destinados a producir más bienes de consumo. Lamentablemente carecemos de buenas estadísticas sobre el stock de capital productivo. Afortunadamente el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas tiene en marcha un proyecto para crear y mantener una base de datos sobre el stock de capital en España. Aquí se puede descargar un documento de trabajo interesante que hace extenso uso de los datos recopilados por los investigadores.

Una de las cosas que más nos gusta a los economistas en cuanto encontramos unos nuevos datos con los que jugar es poner a prueba nuestra intuición y no me he podido resistir. De alguna manera, uno espera que en aquellos lugares donde exista un gran stock de capital productivo por habitante el impacto de la crisis se habrá traducido en un menor impacto sobre el empleo. La explicación es sencilla y tiene que ver con que crear un puesto de trabajo es algo más que pagar un sueldo: es dotar el puesto de trabajo con equipamiento suficiente como para que el mismo se desempeñe correctamente. Cuanto mayor sea el coste de ese equipamiento mayores serán las pérdidas que debe afrontar un empresario que despide a su empleado y deja ese equipamiento inactivo. Por el contrario, despedir a un empleado en cuyo puesto de trabajo se ha invertido poco es mucho más fácil.

Para contrastar la hipótesis he recopilado los datos de pérdida de empleos netos en los últimos 4 años y los he comparado con los datos de stock de capital productivo neto por habitante, tanto a nivel autonómico como provincial. (He tenido algún problemilla con los datos del INE, pero es que parece que tienen hoy la web en mantenimiento). Aquí van los resultados:


Y los datos provinciales:

Los coeficientes de correlación no están mal para una primera aproximación (0,52 en los datos autonómicos y 0,35 en los provinciales), de modo que sí... parece que una mayor acumulación de capital tiene algo que ver con una menor destrucción de empleo.

domingo, 22 de julio de 2012

¿Por qué algunos países se financian a tipos de interés nominales negativos?

Sede del Banco Central Europeo 
Uno de los fenómenos más curiosos de los tiempos que nos están tocando vivir es el de los tipos de interés nominales negativos de la deuda pública de algunos países. Vaya por delante que yo no soy un experto en estas cuestiones y que todo lo que viene a continuación debe ser tomado con cierta precaución. Es un esfuerzo personal por entender algo para lo que las explicaciones que se leen habitualmente en los medios me dejan un poco frío. Vamos allá:


Lo primero que conviene distinguir es entre tipo real y tipo nominal. El tipo nominal es el que no tiene en cuenta la inflación y es el que se maneja normalmente. El tipo real es el que descuenta el impacto de la inflación. Los tipos reales de interés han sido negativos muchas veces. Supongamos que invierto en un activo con un tipo nominal del 3% y la inflación en ese período es del 4%. En este caso habría un tipo de interés real negativo del 1%, que es lo que pierdo por efecto de la inflación pese a haber cobrado un 3%. Esta situación es, y ha sido, relativamente frecuente en la historia económica.


El Tesoro de Estados Unidos hace tiempo que emite títulos de deuda pública protegidos frente a la inflación. Son los llamados TIPS. No es extraño que los TIPS tengan tipos de interés reales negativos: a fin de cuentas mantener dinero en efectivo significa perder toda la inflación mientras que uno de éstos títulos cubre parte de esa pérdida. Dicho de otro modo, es fácil entender que alguien prefiera tener TIPS a mantener dinero en efectivo: se pierde menos.


Sin embargo, lo que estamos viviendo últimamente en Europa es distinto. Estamos asistiendo a fenómenos en los cuales son los tipos de interés NOMINALES los que son ligeramente negativos. Y esto es lo que no tiene (aparentemente) sentido: mantener el dinero en efectivo tiene un rendimiento superior que adquirir esos títulos. ¿Por qué nadie en su sano juicio querría adquirirlos?.


He escuchado muchas explicaciones y algunas bastante poco convincentes (la más delirante se la escuché a Josef Ajram por la radio). Para averiguar por qué alguien prefiere tener un bono alemán perdiendo dinero antes que tener el dinero en efectivo hay que buscar una explicación de por qué en algún contexto es preferible tener un bono con rendimiento negativo a tener la pasta... ¿existe dicho contexto? SÍ.


Tal y como he dicho al principio, no soy un experto en estas materias pero creo que la explicación es plausible.


En principio, si se trata de seguridad no hay nada más seguro que el dinero en efectivo: excepto en el caso de un cataclismo ese es el valor más seguro que hay. Pero claro... mantener dinero en efectivo supone un coste directo (la inflación) y un coste de oportunidad: dejar de percibir intereses si se lo presto a alguien. Si presto el dinero tendré menos liquidez y algo de riesgo (de impago) pero a cambio obtendré un interés. Los bonos alemanes son muy líquidos (los puedo comprar y vender cuando quiera ya que hay mercados secundarios muy profundos) y además tienen muy poco riesgo, de modo que son casi como tener dinero. Son tan seguros y tan líquidos que de hecho son sustitutos casi perfectos del dinero.


Vale... esto explica por qué los bonos pueden tener un interés cercano a cero, dirá alguno... pero ¿por qué alguien pueda preferir tener bonos a tipo cero frente a tener dinero en efectivo?. Para responder a ésta pregunta hay que buscar qué se puede hacer con un bono que no se puede hacer con dinero en efectivo. Respuesta: el bono alemán se puede utilizar como colateral o como garantía para pedir dinero al banco central, mientras que el dinero en efectivo no. Vale... pero... si tienes ya el dinero en efectivo... ¿para qué quieres pedir dinero al banco central?. Aquí es donde la explicación se vuelve un poquito más farragosa. Voy a tratar de explicarla en términos sencillos y sin entrar en el detalle más técnico.


El BCE y los acuerdos internacionales (como los de Basilea III ) exigen a los bancos mantener unos niveles de capital (y de depósitos) para hacer frente a sus posibles compromisos. Este nivel de capital (y de depósitos) depende del riesgo de su cartera de activos: un banco con mucho préstamo hipotecario en España requerirá unos niveles de capital muy superiores a los que requiere un banco con mucha deuda alemana o dinero en efectivo. De hecho, a efectos de consideración de riesgo tiene practicamente la misma consideración el dinero en efectivo que la deuda pública de países con triple AAA. Si un banco tiene que hacer una serie de pagos y utiliza dinero propio su balance disminuye por ese importe y disminuye además en aquellos activos de bajo riesgo que le permiten mantener bajos requerimientos de capital. Por el contrario, si tiene un bono, puede pedir prestado al BCE, el bono sigue estando en su balance (aunque esté "hipotecado" temporalmente) y la valoración de sus riesgos permanece estable.


Vamos a poner un ejemplo numérico sencillo. Supongamos que el banco está obligado a mantener un nivel de depósitos de reserva (para por si acaso) en el BCE de un 4% si los activos sin riesgo superan el 5% del total de activos y de un 5% si caen por debajo de ese nivel (esto es una MEGAsimplificación). Tenemos el banco A con las siguientes partidas en su activo:
  • 950 millones en préstamos a empresas y familias
  • 50 millones en efectivo
Este banco, según la normativa que nos acabamos de inventar, requiere un 4% de depósitos: 40 millones a inmovilizar en el BCE (al 0,75% actualmente). Ahora supongamos que tiene que hacer frente a unos pagos por valor de 20 millones de euros. Si paga directamente (y tiene 50 millones para poderlo hacer) sus ratios cambian. Pasará a tener 950 millones en préstamos y 30 millones en efectivo, con lo que necesitará un 1% adicional de depósitos: tendrá que meter 10 millones más en la cuenta del BCE al 0,75% en lugar de tenerla prestada a tipos más altos.


Vale. Ahora supongamos que el banco A partía de otra situación:
  • 950 millones en préstamos a empresas y familias
  • 30 millones en efectivo
  • 20 millones en bonos alemanes 
De nuevo, tiene que pagar 20 millones, pero en lugar de tirar de caja, acude al BCE y le dice "Préstame 20 millones de euros. Como garantía, tengo estos bonos alemanes, y en caso de impago te los quedas". El BCE presta al 0,75% al banco A con los bonos como garantía, pero los bonos siguen estando en el balance del Banco A, de modo que no es necesario aportar nuevos fondos al depósito. Es preferible para el banco A tener bonos ya que le permiten endeudarse de forma temporal y muy económica sin alterar sus masas patrimoniales en el balance.


No sé si ha quedado suficientemente claro. Como he dicho varias veces, no soy un experto y es posible que exista algún agujero, pero en cualquier caso me deja más tranquilo esta explicación que otro tipo de razonamientos esotéricos que atentan contra el sentido común...

P.S.- Leo alguna cosa por ahí donde se confirma que para  préstamos a un día los bancos no tienen que ceder la propiedad de los activos (bonos, en este caso) sino que basta con firmar un préstamo garantizado por esos activos.

martes, 10 de julio de 2012

La tergiversación en un artículo de Materia

Hace unos días leía el siguiente artículo en la recién creada web de noticias sobre ciencia Materia: Los casinos del promotor de Eurovegas son un nido de empleados infelices 

Me extrañó un artículo de ese tipo en una web sobre ciencia, pero me extrañó todavía más que en un artículo científico se dijera algo sobre lo infelices que son los trabajadores de Adelson en Macao. Por ello, decidí acudir a la fuente original: al artículo publicado en el Journal of Gambling Studies. Cualquier parecido con la realidad era pura coincidencia: el artículo de Javier Salas en Materia citaba a uno de los autores David Forrest textualmente para apoyar su tesis de que los trabajadores de los casinos de Adelson son infelices y sobre el impacto de Eurovegas en Madrid. Busqué declaraciones del Sr. Forrest por internet al respecto ya que desde luego, en  su paper del Journal of Gambling Studies no decía nada ni parecido. Al no encontrar ninguna decidí ponerme en contacto con el propio David Forrest de la Universidad de Salford al respecto.

Copio y pego aquí el comentario que el Sr. Forrest hace y que puede leerse en los comentarios de Materia:

Soy uno de los autores del trabajo sobre empleo y satisfacción de vida en Macao que se cita en el artículo publicado en esta Web.

Como aclaración, quisiera señalar que el mencionado trabajo (publicado en Journal of Gambling Studies) no puede ser utilizado como argumento para sostener tan sólo una de las posiciones en el debate actual en España sobre el posible desarrollo de este tipo de complejos de casinos. Si bien es cierto que los ratios de satisfacción laboral en los casinos de Macao son bajos (similares a lo que ocurre en otros servicios), cuestiones más específicas revelan sin embargo que los trabajadores de los casinos no están descontentos ni con sus salarios ni con las relaciones laborales que mantienen con sus encargados o directores. Así que las razones que pueden explicar esa baja valoración tienen que ver más con su “poco habitual” horario laboral y las características de su trabajo en lo que a oportunidades de promoción se refiere. Es decir, realmente el problema está en la propia naturaleza del trabajo y no en el caso concreto de un determinado empleador en particular. Por otro lado, trabajadores de otras industrias del sector servicios, con un sueldo muy inferior al de los trabajadores de los casinos, también han declarado una baja satisfacción laboral. De hecho, nuestro trabajo encuentra que para los trabajadores con un determinado nivel de cualificación, el sector de los casinos en Macao paga salarios tan altos como la administración pública y superior a cualquier otro sector en la economía. Probablemente sea por esto por lo que, como se admite en el articulo publicado en esta Web, los trabajadores de los casinos se declaren igualmente satisfechos con su vida como cualquier otra persona.

Las diferentes autoridades han de ser realistas acerca de las opciones que se les ofrecen para crear puestos de trabajo. En el caso de Macao, es probable que se hubiese podido optar por puestos de trabajo alternativos en otras industrias del sector servicios, pero probablemente estos empleos también obtendrían una puntuación baja en términos de satisfacción en el trabajo y no habrían ofrecido al mismo nivel salarial que los casinos. Por lo tanto, no puede concluirse a partir de nuestra investigación que Macao haya hecho la elección equivocada.

España se enfrenta a un importante debate en el que probablemente se estén exagerando los beneficios y los costes del desarrollo de estos complejos de casinos, tal y como ha ocurrido en otras jurisdicciones en la misma situación. Afortunadamente, en todos estos temas, como cuántos empleos se pueden crear y si surgirán o no problemas de adicción, existe todo un cuerpo de análisis académico, basado en la experiencia internacional, que puede aconsejar sobre la decisión a adoptar.

Lamentablemente, nadie leerá éste comentario y los lectores de la "noticia" original se quedarán con el mensaje tergiversado de Javier Salas. ¿Llaman periodismo a ésto? Me gusta ser crítico con lo que leo. Nunca espero encontrar en un artículo ni toda la información, ni siquiera toda la información relevante. Lo que no esperaba de ninguna manera son mentiras.

jueves, 5 de julio de 2012

Suma cero

En Teoría de Juegos se denomina juego de suma cero a aquél en el que las ganancias se equilibran con las pérdidas de los participantes. Hay muchos juegos de suma cero como el ajedrez o el mus.

Existen también juegos de suma mayor que cero como ilustraba en una entrada anterior, en la que todos los participantes salen ganando, o juegos de suma negativa, como por ejemplo la lotería nacional o el euromillones en los que la suma de los premios es muy inferior a la recaudación obtenida.

Pero hoy me quería centrar en un tipo especial de juego de suma cero...


Supongamos que necesito 10.000 euros a devolver a 10 años. Para ello acudo a mi banco que aprueba la operación a un tipo de interés del 7% pagadero todo al final para simplificar los cálculos. (Nótese que el 7% se acerca mucho al tipo de interés de los bonos a 10 años españoles de hace unos días...).

¿Cuánto tendré que pagar dentro de 10 años?. Al final del primer año mi deuda ascenderá a 10.000 euros más el 7%, esto es, 10.700 euros. Al final del segundo serán los 10.700 más el 7%: 11.449 euros. Al final del tercero serán 11.449 más su 7%: 12.250... y así sucesivamente. Al final del décimo año deberé 18.384,60 euros: los 10.000 de capital más el 7% acumulado durante 10 años que suponen exactamente 8.384,60 euros.

El banco dispone ahora de un título que le da derecho a cobrar 18.354,60 euros dentro de 10 años. Para ello ha tenido que pagar 10.000 euros hoy, luego podemos decir que el precio actual de esos derechos de cobro es de 10.000 euros.

Ahora supongamos que mi préstamo se puede comprar y vender libremente. Si alguien pagara hoy 10.100 euros a mi banco por mi préstamo el banco ganaría 100 euros y se olvidaría de mí. ¿Me afecta a mí en algo? No. Yo sigo debiendo el mismo dinero. ¿Qué ha pasado? Que el poseedor de los derechos de cobro de mi préstamo va a percibir un interés ligeramente inferior al 7% (aproximadamente el 6,88%).

En la medida que el tipo de interés de mercado suba o baje y que mi préstamo pueda venderse con facilidad (como por ejemplo puede hacerse con los bonos a 10 años), el precio fluctuará de manera importante. En la siguiente tabla calculo el precio y el porcentaje de variación respecto al precio inicial de mi préstamo dependiendo del tipo de interés de mercado:



Interés Precio Diferencia
4,00% 12917 29,17%
4,50% 12371 23,71%
5,00% 11851 18,51%
5,50% 11355 13,55%
6,00% 10882 8,82%
6,50% 10431 4,31%
7,00% 10000 0,00%
7,50% 9589 -4,11%
8,00% 9197 -8,03%
8,50% 8822 -11,78%
9,00% 8465 -15,35%

Vale la pena fijarse en cómo mi préstamo a 10 años al 7% de interés fijo podría suponer un beneficio de un 4,31% en un sólo día si los tipos de interés caen medio punto (50 puntos básicos... ¿alguien se acuerda de la prima de riesgo? ¿Alguna asociación de ideas?, Bien.. vamos bien). Pero pensemos una cosa: si mi banco ha ganado gracias a las oscilaciones del tipo de interés y yo no me veo afectado: firmé un préstamo al 7% fijo y eso es lo que acabaré pagando y no hay más beneficios o pérdidas nuevas más allá de la operación inicial... ¿quién ha perdido?. La respuesta es: el comprador de mi préstamo. El juego especulativo es un juego ¡de suma cero!.
De hecho, mi préstamo puede cambiar de manos miles de veces antes de llegar al vencimiento. Por supuesto, cada vez que cambie de manos en una fecha distinta habría que rehacer los cálculos anteriores para períodos cada vez más cortos. Por ejemplo, un año antes del vencimiento la tabla de precios de mi préstamo para distintos tipos de interés sería la siguiente: 

Interés Precio Diferencia
4,00% 17678 2,88%
4,50% 17593 2,39%
5,00% 17509 1,90%
5,50% 17426 1,42%
6,00% 17344 0,94%
6,50% 17263 0,47%
7,00% 17182 0,00%
7,50% 17102 -0,47%
8,00% 17023 -0,93%
8,50% 16944 -1,38%
9,00% 16867 -1,84%

dónde se puede apreciar que ante la inminencia del vencimiento (un sólo año) las oscilaciones porcentuales son mucho más pequeñas. Cada vez que alguien compra mi préstamo, alguien lo vende a un precio superior o inferior al que lo compró pero lo que está claro es que la suma de todas esas ganancias o pérdidas está fija desde el primer momento y se corresponde con el total del importe de mi préstamo. Las veces que se compra o se vende y a qué precios no hacen sino determinar cómo se reparte ese resultado entre los distintos especuladores, pero una cosa está clara: no pueden ganar todos porque el pastel es de un tamaño fijo. Si uno gana más otro gana menos, o pierde.

El ejemplo es muy sencillo pero permite poner en duda las teorías conspiratorias de los malvados especuladores que atacan a España o a Italia, o al euro... Habrá especuladores apostando por caídas esperando ganar mucho dinero... pero es el mismo 'mucho dinero' que otros especuladores perderían. Si pensamos con detenimiento en el ejemplo veremos como muchas teorías conspiratorias no tienen ningún sentido económico.

También las tablas del ejemplo anterior permiten hacerse una idea de la magnitud que suponen las variaciones de la prima de riesgo en el precio de los bonos a 10 años y la cantidad ingente de dinero que se puede ganar o perder en pocos días en momentos como los que vivimos actualmente.