Si en algún momento de la historia debemos señalar el nacimiento de la Economía probablemente este sea la publicación en 1776 de "La Naturaleza y Causa de la Riqueza de las Naciones" de Adam Smith. No es que nadie antes se hubiera ocupado del estudio de cuestiones económicas, pero tal vez hasta Adam Smith nadie lo hizo de una forma tan específica. Adam Smith era un filósofo, como la mayor parte de los primeros economistas, desde John S. Mill, David Ricardo, o Karl Marx.
En algún momento del siglo XIX (¿la publicación de "A General Mathematical Theory of Political Economy" de Jevons en 1863?) el desarrollo de la teoría económica pasó a utilizar la herramienta matemática como principal sustento a la lógica económica. La Revolución Marginal de finales del siglo XIX trató de crear un soporte matemático de las "fuerzas" económicas imitando el método de las ciencias experimentales. A partir de la revolución marginal la economía comenzaba a entenderse de manera similar a un modelo físico, con fuerzas actuando sobre los distintos aspectos de la realidad económica. Los agentes económicos (economías domésticas, empresas, el estado) actúan en esos modelos de la misma manera que el extremo de un péndulo sometido a la ley de la gravedad y la tensión de la cuerda que lo sostiene.
A comienzos del siglo XX, la figura de Keynes supuso un revulsivo en la Teoría Económica. De alguna manera señaló que los equilibrios matemáticos dibujados sobre el papel por los marginalistas no tenían por qué darse en la realidad, por lo menos en el corto plazo. Señaló que eran posibles situaciones de equilibrio sin pleno empleo. Revolucionó la Teoría económica desde ángulos completamente nuevos. Pero en Keynes los agentes económicos no dejan de ser la misma masa pendiente del péndulo aunque esa masa a corto plazo no tienda al equilibrio.
Hasta ese momento, para los economistas, los agentes económicos eran miopes. Actuaban racionalmente y por su propio interés enfrentados solamente a las opciones que tenían delante en cada momento. Sin embargo, sabemos que ésto no es así. Las personas tienen expectativas. La expectativas ante el futuro condicionan nuestras decisiones hoy, y éste hecho no pasó desapercibido.
En los años 40 y 50 podemos señalar el nacimiento del monetarismo. El máximo exponente del mismo fue M. Friedman que además de economista era un excelente estadístico. Friedman es el padre de las "expectativas adaptativas", esto es, incluyó en sus modelos las expectativas de los sujetos de tal manera que los mismos van corrigiendo sus previsiones dependiendo de los errores cometidos en el pasado. Por ejemplo, si el año pasado calculé una inflación inferior a la que realmente se produjo incrementaré mi previsión de inflación para el futuro. La introducción de las expectativas en los modelos económicos tuvo un papel señalado, ya que por primera vez la "credibilidad" de la política económica pasa a tener relevancia.
En los años 70 nos encontramos Robert Lucas formula su famosa "crítica de Lucas", que desde luego es un mazazo para aquellos que entendían la macroeconomía como una mera búsqueda de relaciones estadísticas entre variables. Para Lucas es vital que los modelos macroeconómicos tengan una sólida fundación microeconómica que permitan dar cuenta de los cambios en los parámetros anteriormente vistos como estructurales. Por poner un ejemplo, para Lucas no sería válida una epidemiología ("los que comen galletas de coco tienen un mayor riesgo de padecer cáncer de próstata") sin una fundamentación sólida de por qué se producen esas relaciones. Es la base de la fundamentación microeconómica de la macroeconomía, que se había apoyado (tal vez en exceso) en las propiedades emergentes y demasiado poco en el porqué de las mismas.
Con Lucas, Muth, Sargent y Wallace llegó otra revolución. La de las "expectativas racionales". Ahora sabemos que los agente no cometen errores sistemáticos. Los agentes económicos son capaces de hacer conjeturas sobre el futuro más acertadas. La forma de introducir ésto en los modelos económicos es suponer que los agentes pertenecientes al modelo lo conocen y creen que sus predicciones son válidas. En la medida que estos modelos, asumida la crítica de Lucas, son válidos, el papel de la credibilidad de la política económica es todavía de mayor importancia que las propias medidas que se vayan a poner en marcha. De hecho, si los economistas que desarrollaron la teoría de las expectativas racionales están en lo cierto, la efectividad de la política económica está en entredicho, y lo único que pueden hacer nuestros gobernantes es tratar de que recobremos nuestra confianza en el futuro.
P.S.- Casualidades de la vida, ayer publicó Krugman en su blog algo relativo a Lucas y a lo que acabo de contar. Krugman está mucho más documentado que yo aunque creo que el hecho de haber "luchado" en esa guerra puede hacer que su opinión esté un poco sesgada. Habría también que escuchar a los seguidores de Lucas.