viernes, 28 de octubre de 2011

Fuentes sustantivas y adjetivas.

Me gusta estar informado. Todos los días me doy una vuelta por dos o tres diarios online, me compro The Economist de vez en cuando (leerlo en detalle lleva más de una semana, que es la periodicidad con la que se publica), me gusta leer algunos blogs, tanto de gente que "me gusta" como de personas con opiniones totalmente opuestas a las mías.

Con el tiempo he ido filtrando fuentes de información. En dicho proceso me he dado cuenta de que hay dos tipos de fuentes: las sustantivas y las adjetivas... y que prefiero las sustantivas sea cual sea su sesgo ideológico.

Me resulta difícil hacer una definición clara de fuentes sustantivas y adjetivas, pero estoy seguro de que con un ejemplo se me entenderá con claridad. Fuentes adjetivas son aquellas que utilizan términos como los siguientes: capitalismo salvaje, neoliberalismo atroz, el dios mercado, la izquierda sanguinaria, la violencia huelguista o los perroflautas indignados.  Las fuentes sustantivas son las que hablarían de: capitalismo, neoliberalismo, el mercado, la izquierda, los huelguistas o los indignados.

Creo que quien no tiene nada sustantivo que decir, esto es, nada con sustancia, tiende a utilizar un lenguaje adjetivo que normalmente trata de ocultar su falta de fondo con excesos en la forma. Normalmente una fuente sustantiva aporta datos y los interpreta con un mayor o menor sesgo. Por el contrario una fuente adjetiva tiende a aportar datos sesgados.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Algunas cosas sobre el dinero

Ayer daba un repaso a algunos blogs que de vez en cuando monitoreo y me encontré esto en el blog del economista de Harvard Greg Mankiw. En él propone un tema de discusión para sus alumnos basado en un cartel reivindicativo visto durante las recientes protestas de indignados en Estados Unidos. La reivindicación no es nueva y no es la primera vez que la veo por lo cual supongo que no es una ocurrencia de uno que pasaba por ahí.

En concreto, lo que se pide es un sistema monetario en el cual:
1.- Acabar con el dinero fiduciario basado en deuda
2.- Acabar con la reserva fraccionada de depósitos (coeficiente de caja) y con el tipo de interés compuesto
3.- Acabar con el sistema de Reserva Federal (con el banco central).

Le he dado muchas vueltas y me temo que el único sistema que cumple (y no siempre) esas demandas sería la eliminación del dinero tal y como lo conocemos y tal y como se ha conocido a lo largo de la historia. Básicamente significaría volver a una economía de trueque.

El dinero no es algo malo. Es algo que hasta donde yo sé ha surgido de una manera o de otra en todas las sociedades humanas de un determinado tamaño para resolver los problemas que genera una economía de trueque.

En un primer momento el dinero era un bien con utilidad en sí mismo (la sal o metales preciosos). Más adelante el dinero ha pasado a ser algo que no la tiene  (¿qué diferencia hay entre un billete de 500 euros y una octavilla anunciando un restaurante chino?) pero que cumple tres funciones principales:
- Unidad de cuenta: el valor de todos los demás bienes puede expresarse en unidades monetarias.
- Depósito de valor: el valor de mi trabajo, de mis rentas, de los bienes que he vendido lo puedo acumular en forma de dinero.
- Medio de intercambio: el dinero se puede utilizar para saldar deudas, tanto públicas como privadas.


Ahora el dinero es papel y anotaciones electrónicas en el ordenador de un banco. No es la primera vez en la historia que esto es así: la primera aparición del dinero de papel con naturaleza fiduciaria es en la China del siglo XI. Otro caso curioso de dinero con valor estrictamente convencional y que recuerda bastante a las "anotaciones electrónicas" es el del dinero de piedra de Yap.

La desaparición del coeficiente de caja significa, ni más ni menos, que los bancos no pueden prestar dinero. Ni mucho ni poco. Al final los bancos, de existir no serían más que cajas de seguridad donde depositar.... ¿qué?... Dinero en billetes no, que hemos dicho que no queríamos circulación fiduciaria...

También piden la desaparición del sistema de reserva federal. No tienen ni idea de lo "neoliberal" de esa proposición...

lunes, 10 de octubre de 2011

Cómo piensan los economistas

Solía decir mi abuela refiriéndose a una persona que no recuerdo: "Él ya ha entrado en la Universidad, pero desde luego, la Universidad no ha entrado en él". Imagino que es el caso de muchas personas, pero quiero pensar que a la mayoría el paso por la Universidad les (nos) ha dado una cierta impronta. Haber estudiado Economía te hace ver el mundo de una forma diferente, algo parecido a como un naturalista estudia un ecosistema. Creo que los siguientes puntos que he encontrado por ahí resumen bastante bien cómo piensa un economista. Ahí van:

1) Todo tiene un coste.

2) La gente tiene razones para elegir lo que elige. No es que la racionalidad sea perfecta ni que todo el mundo sea siempre perfectamente racional, pero normalmente hay explicaciones racionales de por qué la gente hace lo que hace. Una lectura muy interesante relacionada con esto para quien tienda a ser paternalista: Poor Economics

3) Los incentivos importan. La gente reacciona a los incentivos, tanto positivos como negativos. Tenerlos en cuenta es importante.

4) Cuando la gente intercambia bienes o servicios voluntariamente ambos salen ganando.

5) Pensar como un economista significa pensar en términos marginales.

6) El valor de las cosas depende de las elecciones de la gente. Las cosas no valen por lo que cuesta hacerlas sino por su escasez relativa y esta depende de su disponibilidad, de los gustos y en definitiva, de las elecciones de la gente.

7) Las acciones económicas tienen efectos secundarios. Siempre hay que pensar en los efectos o consecuencias positivas o negativas. Especialmente en el caso de que dichos efectos recaen sobre personas ajenas a la decisión económica en cuestión. Es muy interesante al respecto el siguiente texto de Sala i Martin.

8) La prueba de una teoría la proporciona su habilidad para predecir correctamente. La economía meramente dialéctica es un divertimento filosófico. La economía necesita contrastación empírica.

lunes, 3 de octubre de 2011

Las cuentas del Gran Capitán y la regla de tres

Corría el año 1506 cuando Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, tomó Nápoles para la Corona de Aragón arrebatándosela a los franceses. Parece que los gastos de la campaña no fueron escasos y Fernando el Católico le exigió la presentación de unas cuentas detalladas. Ofendido, Fernández de Córdoba entregó una lista con conceptos absurdos y cantidades desmesuradas:
Por picos, palas y azadones, cien millones de ducados;
Por limosnas para que frailes y monjas rezasen por los españoles, ciento cincuenta mil ducados;
Por guantes perfumados para que los soldados no oliesen el hedor de la batalla, doscientos millones de ducados;
Por reponer las campanas averiadas a causa del continuo repicar a victoria, ciento setenta mil ducados;
y, finalmente, por la paciencia de tener que descender a estas pequeñeces del rey a quien he regalado un reino, cien millones de ducados.”


Cuatro siglos y medio después, me cuenta algún antiguo alumno de don Fabián Estapé, ilustre economista español, que solía éste decir que todas las matemáticas que un economista necesita se resumen en la “regla de tres”. (No sé si ésto es verdad, y en ese caso pido disculpas a don Fabián). La “regla de tres” la conoce todo el mundo y sus conclusiones tienden a ser aceptadas sin grandes reticencias: entrañan una lógica sencilla (lineal) y cualquiera puede “echar cuentas”. El problema es que muchas veces las relaciones no son lineales.

La utilización de la “regla de tres” en economía tiende a generar “cuentas del Gran Capitán”. Como ejemplo sirva éste.

sábado, 1 de octubre de 2011

Zombies

Parece que los zombies vuelven a estar de moda.

Hace ya varios años del famoso video Thriller de Michael Jackson y series como The Walking Dead o películas como Zombieland  llenan nuestras pantallas de esos seres horripilantes.

He de reconocer que mis zombies favoritos son los de Plan 9 from Outer Space, una de esas películas que es tan, pero tan, mala que se ha convertido en una película de culto. Francamente divertida si se ve en buena compañía. La primera vez que la vi fue en compañía de mi hermano. Recuerdo que se mareó ante la cutredad del cambio entre día y noche entre planos distintos de lo que se supone que ocurría en el mismo momento. El "Plan 9" tampoco tiene desperdicio: unos extraterrestres tratan de evitar que la humanidad haga un descubrimiento científico que destruirá el Universo. Para ello deben llamar la atención de los gobiernos de la Tierra y no se les ocurre nada mejor que revivir a los muertos conviertiéndolos en zombies. A todo esto sale un Bela Lugosi que no se sabe muy bien que pinta en toda la historia, una vampira, bueno... la verdad es que recomiendo verla, eso sí, para situarla bien recomiendo verla después de haber visto Ed Wood de Tim Burton.

Una de las cuestiones sobre zombies que no tengo del todo claro es si los zombies son conscientes de su situación. ¿Saben que están muertos?. Aparentemente no. Son seres sin mente, sin voluntad y no son conscientes de su estado.

Cada día me levanto por la mañana y me da la sensación de estar viviendo en Plan 9. Leer las noticias económicas, de política económica, rescates financieros y demás me parecen tan desquiciantes como el plan de revivir a los muertos para... ¿evitar la destrucción del Universo?. En cuanto a los zombies... creo que hay unos cuantos en el sector financiero (están muertos pero no se han enterado todavía) y bastantes entre el tejido empresarial. Sólo espero ser capaz de evitarlos ya que la proximidad de un zombie puede acabar siendo letal.