Hace ya un tiempo José Luis Ferreira publicó un artículo en su blog titulada ¿Qué entendemos por sanidad pública?. En él proponía un escalado en el concepto de sanidad pública desde el seguro médico obligatorio hasta la titularidad pública de los servicios sanitarios y animaba a analizar cada una de las opciones en base a la evidencia sin juicios apriorísticos (algo que por otro lado es su, nuestro, caballo de batalla).
Lo cierto es que cuando construimos un hospital público lo construyen empresas privadas, llámense ACS, Sacyr o Construcciones Gualberto y Jacinto S.A. La fontanería la instala una empresa privada y los alicatados de los baños también. El equipamiento de los quirófanos lo suministran empresas privadas, así como las camillas de los paritorios. Los ecógrafos, TAC, etc. los proveen empresas privadas. Los análisis de sangre se suelen hacer en el propio laboratorio pero las agujas, tubos, kits de reactivos, ELISAs, en definitiva, todo lo necesario para equipara el laboratorio y hacer las analíticas lo proveen empresas privadas. Y las camas, y las propias sábanas de las camas. Cada bisturí que se utiliza, las grapas para cerrar cicatrices, las bombillas de cada quirófano: todo son compras a empresas privadas. Los pañales de los recién nacidos y los biberones de suero glucosado. Los uniformes de los ATS, las mascarillas del personal de la planta de enfermedades infecciosas, todo lo hacen empresas privadas. Y los antibióticos, vacunas, medicinas de todo tipo son también productos elaborados por empresas privadas. Y el esparadrapo, las jeringas, las escobas, guantes de látex, bolígrafos, ordenadores, ventanas, jabón.... todo se compra al sector privado.
¿Qué hay de público pues en la sanidad pública?. ¿Que el personal pertenece al estatuto de la función pública en lugar de pertenecer al estatuto de los trabajadores?. ¿Que la gestión pública, si ha de distinguirse de la privada, mira menos los gastos haciendo felices a sus proveedores?.
Lo único público es la gratuidad y universalidad del servicio y en mi opinión es lo único que hay que defender fijando claramente las coberturas y la calidad del servicio. Lo demás creo que que no es más que demagogia para defender intereses personales bastardos.
Lo cierto es que cuando construimos un hospital público lo construyen empresas privadas, llámense ACS, Sacyr o Construcciones Gualberto y Jacinto S.A. La fontanería la instala una empresa privada y los alicatados de los baños también. El equipamiento de los quirófanos lo suministran empresas privadas, así como las camillas de los paritorios. Los ecógrafos, TAC, etc. los proveen empresas privadas. Los análisis de sangre se suelen hacer en el propio laboratorio pero las agujas, tubos, kits de reactivos, ELISAs, en definitiva, todo lo necesario para equipara el laboratorio y hacer las analíticas lo proveen empresas privadas. Y las camas, y las propias sábanas de las camas. Cada bisturí que se utiliza, las grapas para cerrar cicatrices, las bombillas de cada quirófano: todo son compras a empresas privadas. Los pañales de los recién nacidos y los biberones de suero glucosado. Los uniformes de los ATS, las mascarillas del personal de la planta de enfermedades infecciosas, todo lo hacen empresas privadas. Y los antibióticos, vacunas, medicinas de todo tipo son también productos elaborados por empresas privadas. Y el esparadrapo, las jeringas, las escobas, guantes de látex, bolígrafos, ordenadores, ventanas, jabón.... todo se compra al sector privado.
¿Qué hay de público pues en la sanidad pública?. ¿Que el personal pertenece al estatuto de la función pública en lugar de pertenecer al estatuto de los trabajadores?. ¿Que la gestión pública, si ha de distinguirse de la privada, mira menos los gastos haciendo felices a sus proveedores?.
Lo único público es la gratuidad y universalidad del servicio y en mi opinión es lo único que hay que defender fijando claramente las coberturas y la calidad del servicio. Lo demás creo que que no es más que demagogia para defender intereses personales bastardos.