En entradas anteriores comentábamos alguno de los efectos de la crisis en relación a la tasa de actividad (porcentaje de personas trabajando o buscando empleo) de los más jóvenes. Hoy, con un título un poco traído por los pelos vamos a tocar otro aspecto de la oferta de trabajo: el incremento de la tasa de actividad femenina.
En la última Encuesta de Población Activa uno de los datos más preocupantes era el número de hogares en las que todos sus miembros activos estaban en el paro: ¡más de 1.700.000 hogares!. Teniendo en cuenta que a comienzos de 2007 esta cifra apenas eran 400.000 está claro que la situación se ha deteriorado sensiblemente. La EPA proporciona datos sobre éstas familias: cuantos miembros tienen, cuantos son activos, etc., pero éste no es el tema que quiero mostrar hoy.
En España (y en la mayor parte del mundo) la tasa de actividad femenina acostumbra a caer a partir de los 25-30 años de edad. En muchos países esa tasa tiende a recuperarse a partir de los 40-45 años, pero no es éste el caso español.
Era muy típico en un porcentaje significativo de familias en este país que el hombre trabajara fuera de casa y la mujer (a la que se referían con la horrorosa expresión de 'la parienta') se quedara en casa al cuidado de los hijos y del hogar. Pero la crisis está cambiando algunas cosas. Muchas mujeres que anteriormente no participaban en el mercado laboral están trabajando o buscando empleo porque hay que apoyar como sea la economía familiar. Los datos se ven claros en el siguiente gráfico:
Las tasas de actividad de los hombres se ve que no cambian mucho. En los primeros grupos de edad (entre 15 y 25 años), tal y como vimos aquí, la tasa de actividad ha disminuido. Ha aumentado ligeramente entre los 55 y 59 años. Tal vez porque hay menores oportunidades de acogerse a jubilaciones anticipadas o quizás por no aceptar reducciones de ingresos derivadas de las mismas en un momento en el que otros miembros de la familia puedan estar necesitados. En cualquier caso, las curvas roja (hombres, 2007) y azul (hombres, 2012) son muy parecidas.
Sin embargo los perfiles de las curvas verde (mujeres, 2007) y amarilla (mujeres, 2012) sí que son muy distintas. Si bien apenas hay diferencias en las tasas de actividad de las mujeres jóvenes (de menos de 30 años) es sorprendente el aumento en la tasa para edades superiores. En concreto, en la franja entre 50 y 60 años la tasa ha subido prácticamente 13 puntos porcentuales (del 57 al 70% en la franja 50-55 y del 41 al 56% en la franja de 55-60).
Parece que, efectivamente, y como decía en el título... la 'amatxo' está buscando trabajo.
En la última Encuesta de Población Activa uno de los datos más preocupantes era el número de hogares en las que todos sus miembros activos estaban en el paro: ¡más de 1.700.000 hogares!. Teniendo en cuenta que a comienzos de 2007 esta cifra apenas eran 400.000 está claro que la situación se ha deteriorado sensiblemente. La EPA proporciona datos sobre éstas familias: cuantos miembros tienen, cuantos son activos, etc., pero éste no es el tema que quiero mostrar hoy.
En España (y en la mayor parte del mundo) la tasa de actividad femenina acostumbra a caer a partir de los 25-30 años de edad. En muchos países esa tasa tiende a recuperarse a partir de los 40-45 años, pero no es éste el caso español.
Era muy típico en un porcentaje significativo de familias en este país que el hombre trabajara fuera de casa y la mujer (a la que se referían con la horrorosa expresión de 'la parienta') se quedara en casa al cuidado de los hijos y del hogar. Pero la crisis está cambiando algunas cosas. Muchas mujeres que anteriormente no participaban en el mercado laboral están trabajando o buscando empleo porque hay que apoyar como sea la economía familiar. Los datos se ven claros en el siguiente gráfico:
Las tasas de actividad de los hombres se ve que no cambian mucho. En los primeros grupos de edad (entre 15 y 25 años), tal y como vimos aquí, la tasa de actividad ha disminuido. Ha aumentado ligeramente entre los 55 y 59 años. Tal vez porque hay menores oportunidades de acogerse a jubilaciones anticipadas o quizás por no aceptar reducciones de ingresos derivadas de las mismas en un momento en el que otros miembros de la familia puedan estar necesitados. En cualquier caso, las curvas roja (hombres, 2007) y azul (hombres, 2012) son muy parecidas.
Sin embargo los perfiles de las curvas verde (mujeres, 2007) y amarilla (mujeres, 2012) sí que son muy distintas. Si bien apenas hay diferencias en las tasas de actividad de las mujeres jóvenes (de menos de 30 años) es sorprendente el aumento en la tasa para edades superiores. En concreto, en la franja entre 50 y 60 años la tasa ha subido prácticamente 13 puntos porcentuales (del 57 al 70% en la franja 50-55 y del 41 al 56% en la franja de 55-60).
Parece que, efectivamente, y como decía en el título... la 'amatxo' está buscando trabajo.
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