miércoles, 18 de septiembre de 2013

Algunas notas sobre el IPC

¿Qué es el IPC?

El IPC o Índice de Precios de Consumo es una medida de cómo varían los precios de los bienes que consumen los hogares. Se utiliza fundamentalmente para seguir la evolución de la inflación y para actualizar o indexar todo tipo de rentas (salarios, pensiones, alquileres, etc.). 
En España (y en la UE) el IPC es técnicamente un índice de Laspeyres encadenado. Esto significa que para su cálculo se considera una cesta de bienes representativa del consumo de los hogares y se compara su coste de adquisición transcurrido un período. Dicha cesta incluye gran cantidad de bienes y servicios en distintos puntos de venta. Actualmente el cálculo del IPC incorpora más de 200.000 observaciones de precios. La composición de la cesta (las ponderaciones ) se cambia anualmente en base a la información que se obtiene de otras fuentes como la Encuesta de Presupuestos Familiares. 

Étienne Laspeyres
Este tipo de índice (cuanto cambian los precios de una cesta "antigua") es lo que se denomina un índice de Laspeyres. Si pudiésemos calcular cuánto han variado los precios de la cesta que actualmente estoy consumiendo tendríamos un índice de Paasche.

El índice de Laspeyres tiene además una cualidad importante y es que es consistente cuando se calcula por etapas, esto es, cuando se comienza calculando índices elementales (por ej: un índice para el arroz) y se van agregando (Ej: alimentos -> índice general) sucesivamente. Otros índices han de ser calculados "de golpe" ya que no son consistentes en su cálculo por etapas.

 Pero sí todos los hogares no consumen lo mismo... ¿qué mide el IPC? ¿Puede haber "muchos" IPCs distintos?

A la hora de calcular el IPC se tiene en cuenta lo que se denomina cobertura, esto es, qué productos y hogares se tienen en cuenta y cuáles no. Parece evidente que en el hogar de un pensionista no se consumirán los mismos bienes ni en la misma proporción que en un piso de estudiantes o en una familia con niños pequeños. En algunos países se publican diversos índices de precios variando la cobertura si bien esta práctica no es habitual ya que la existencia de varias cifras simultáneas puede dañar la credibilidad de las mismas. En principio nada impediría poder calcular un IPC distinto para la actualización de las pensiones teniendo en cuenta los hábitos de consumo de los pensionistas y otro u otros IPCs con coberturas diferentes según su finalidad. Esto no se hace actualmente.

¿Qué pasa cuando las rentas o los salarios suben según el IPC?

En principio cuando una renta sube exactamente el IPC se supone que no pierde poder adquisitivo y que se mantiene el nivel de bienestar. Esto no es exactamente así en el corto plazo y puede ser que sea directamente falso en el largo plazo. 

En general se sabe que cuando los precios y las cantidades consumidas están correlacionadas negativamente un índice de Laspeyres tiende a sobreestimar la inflación (mientras que uno de Paasche la infraestima).  

Si actualizamos una renta de un consumidor tipo según el IPC (Laspeyres) garantizamos que el perceptor de esa renta pueda seguir comprando la misma cesta de bienes que al principio si así lo desea. Por lo tanto alcanzará al menos el mismo nivel de bienestar. Sin embargo si dicho consumidor ajusta su patrón de gastos en función de los precios relativos (consume menos de lo que ahora es más caro y más de lo que ha bajado o ha subido menos) mejorando su bienestar. 

Hay formas de evitar este sesgo del IPC pero no se aplican:

La primera forma sería corregir a posteriori el índice cuando se tengan datos de consumo del período en cuestión. Se podría calcular el índice de Paasche y a continuación la media geométrica entre ambos. Es lo que se denomina el índice de Fisher que desde un punto de vista matemático es muy superior. Sin embargo la mayoría de los países no revisan el índice una vez publicado. Esto parece sensato si dicho índice se utiliza para la indexación de rentas ya que las conscuencias financieras de la revisión podrían ser bastante costosas. Esa falta de revisión puede crear una falsa sensación de certeza sobre el dato en cuestión pero por otro lado aumenta la aceptación y credibilidad del índice.

Otra forma sería utilizar índices que corrigen parcialmente este efecto, como el índice de Lloyd-Moulton. Sin embargo este enfoque tampoco está exento de problemas ya que exige la estimación de nuevos parámetros (elasticidad de sustitución) amén de otros problemas técnicos.

A pesar de todo, en el corto plazo las diferencias entre lo que mide el IPC y el coste de la vida serán muy pequeñas. Sin embargo el efecto es acumulativo y a largo plazo las afirmaciones cada vez son más difíciles de sostener. De hecho la incorporación de nuevos productos y calidades en la cesta básica tiende a mejorar la calidad de vida. (¿Cuánto valía la penicilina antes de ser inventada?)

Por eso, cuando hablemos de "pérdida de poder adquisitivo" en términos de desviaciones respecto al IPC y a largo plazo... no usemos demasiados decimales que los brochazos son cada vez más gordos. Si alguien está interesado en qué es y cómo se calcula de verdad el IPC recomiendo echar un vistazo a este documento de la OIT.

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