Esta es la historia de dos talleres. Se sitúan cada uno a cada lado de una calle. Los dos fabrican el mismo producto que venden al mismo precio a un comerciante del pueblo vecino.
El propietario del primer taller, el taller A, adquirió una máquina valorada en 180.000 euros, al 3% de interés. Es una máquina moderna y es capaz de producir 45 piezas a la hora, que se venderán a 1 euro en el mercado.
En el segundo taller, el taller E, su propietario adquirió una máquina más barata pero de una tecnología un poco más obsoleta. Esta máquina costó 150.000 euros pero sólo es capaz de producir 35 piezas a la hora, razón por la que trabajará más horas al año y la amortizaremos en menos tiempo: en 19 años. Como el banco no se fía mucho del propietario del taller E, le prestó dinero para comprar la máquina pero a un interés superior al del taller A: al 5%.
En ambos talleres trabaja un único empleado. El empleado del taller A trabaja de media 30 horas semanales por las que percibe un salario bruto anual del 32.500 euros. Viene a ser el 50% del valor total de la producción obtenida que son cerca de 65.000 piezas al año, que el propietario del taller vende por 65.000 euros. Las cuentas al final de año del taller A vienen a ser las siguientes:
En el taller E, sin embargo las cuentas no son tan boyantes. El trabajador del taller debe trabajar más horas, 35 semanales y percibe por ello un salario de 27.500 € anuales. A pesar de trabajar muchas más horas al año el taller E sólamente produce 58.000 piezas al año por lo que sus cuentas vienen a ser las siguientes:
Enseguida vemos que la diferencia fundamental está en la máquina. La máquina del taller E está siendo utilizada con mucha intensidad y el valor de la producción por euro invertido (58.000 / 150.000 = 0,39) es superior al del taller A (65.000 / 180.000 = 0,35). La máquina del taller E está siendo bien utilizada (mejor incluso que la del taller A) pero es demasiado pequeña. Una máquina mayor permitiría aumentar la producción mejorando simultáneamente beneficios empresariales y las condiciones laborales del trabajador del taller.
Sin embargo, esto no es tarea fácil. Comprar una máquina mayor significa aumentar el stock de capital (el stock de capital es la suma de todos los medios de producción) ahorrando durante años. La incertidumbre respecto al futuro, la imposición sobre el patrimonio o sobre las rentas del capital pueden desincentivar al propietario del taller E a acometer las reformas necesarias para acercarse al modelo productivo del taller A, o en su caso, a ralentizarlas durante mucho tiempo.
Llegados a este punto, diré que el taller A es Alemania. El taller E, es España. Las producciones (65.000 y 58.000) son el PIB por empleado de ambos países. El valor de las máquinas es el stock de capital por empleado. Los años de amortización los he calculado a partir de los datos brutos de depreciación del capital fijo. Los salarios y número de horas anuales y valor de la producción por hora también son datos reales. Todos estos datos se pueden encontrar o calcular aquí navegando un poco. Los tipos de interés son los únicos datos del ejemplo que me he permitido "inventar".
Tenemos un problema grave en España de acumulación de capital, de tamaño empresarial y en consecuencia de productividad total. Ignorarlo, adoptar medidas que dificulten el crecimiento del stock de capital (la inversión privada, en definitiva) no va a resolver la situación en la que nos encontramos. Aumentar la carga impositiva de las rentas del capital o volver al impuesto de patrimonio puede ser (no lo discuto) más o menos justo o equitativo. También nos aleja de la posibilidad de crecimiento que es la única posibilidad que tenemos de equipararnos con países como Alemania y es preciso ser consciente de ello. Espero que el ejemplo resulte ilustrativo.
El propietario del primer taller, el taller A, adquirió una máquina valorada en 180.000 euros, al 3% de interés. Es una máquina moderna y es capaz de producir 45 piezas a la hora, que se venderán a 1 euro en el mercado.
En el segundo taller, el taller E, su propietario adquirió una máquina más barata pero de una tecnología un poco más obsoleta. Esta máquina costó 150.000 euros pero sólo es capaz de producir 35 piezas a la hora, razón por la que trabajará más horas al año y la amortizaremos en menos tiempo: en 19 años. Como el banco no se fía mucho del propietario del taller E, le prestó dinero para comprar la máquina pero a un interés superior al del taller A: al 5%.
En ambos talleres trabaja un único empleado. El empleado del taller A trabaja de media 30 horas semanales por las que percibe un salario bruto anual del 32.500 euros. Viene a ser el 50% del valor total de la producción obtenida que son cerca de 65.000 piezas al año, que el propietario del taller vende por 65.000 euros. Las cuentas al final de año del taller A vienen a ser las siguientes:
- Ingresos por ventas: 65.000 €
- Pago de salarios: -32.500 €
- Intereses del préstamo: -5.400 €
- Amortización de la máquina: -9.000 €
- Resultado bruto: 18.100 €
En el taller E, sin embargo las cuentas no son tan boyantes. El trabajador del taller debe trabajar más horas, 35 semanales y percibe por ello un salario de 27.500 € anuales. A pesar de trabajar muchas más horas al año el taller E sólamente produce 58.000 piezas al año por lo que sus cuentas vienen a ser las siguientes:
- Ingresos por ventas: 58.000 €
- Pago de salarios: -27.500 €
- Intereses del préstamo: -7.500 €
- Amortización de la máquina: -7.900 €
- Resultado bruto: 15.100 €
Enseguida vemos que la diferencia fundamental está en la máquina. La máquina del taller E está siendo utilizada con mucha intensidad y el valor de la producción por euro invertido (58.000 / 150.000 = 0,39) es superior al del taller A (65.000 / 180.000 = 0,35). La máquina del taller E está siendo bien utilizada (mejor incluso que la del taller A) pero es demasiado pequeña. Una máquina mayor permitiría aumentar la producción mejorando simultáneamente beneficios empresariales y las condiciones laborales del trabajador del taller.
Sin embargo, esto no es tarea fácil. Comprar una máquina mayor significa aumentar el stock de capital (el stock de capital es la suma de todos los medios de producción) ahorrando durante años. La incertidumbre respecto al futuro, la imposición sobre el patrimonio o sobre las rentas del capital pueden desincentivar al propietario del taller E a acometer las reformas necesarias para acercarse al modelo productivo del taller A, o en su caso, a ralentizarlas durante mucho tiempo.
Llegados a este punto, diré que el taller A es Alemania. El taller E, es España. Las producciones (65.000 y 58.000) son el PIB por empleado de ambos países. El valor de las máquinas es el stock de capital por empleado. Los años de amortización los he calculado a partir de los datos brutos de depreciación del capital fijo. Los salarios y número de horas anuales y valor de la producción por hora también son datos reales. Todos estos datos se pueden encontrar o calcular aquí navegando un poco. Los tipos de interés son los únicos datos del ejemplo que me he permitido "inventar".
Tenemos un problema grave en España de acumulación de capital, de tamaño empresarial y en consecuencia de productividad total. Ignorarlo, adoptar medidas que dificulten el crecimiento del stock de capital (la inversión privada, en definitiva) no va a resolver la situación en la que nos encontramos. Aumentar la carga impositiva de las rentas del capital o volver al impuesto de patrimonio puede ser (no lo discuto) más o menos justo o equitativo. También nos aleja de la posibilidad de crecimiento que es la única posibilidad que tenemos de equipararnos con países como Alemania y es preciso ser consciente de ello. Espero que el ejemplo resulte ilustrativo.
Hola Pedro.
ResponderEliminarAñadir también que la diferencia de Capital "Humano" entre A y E es la causa de la diferente productividad (o de que los trabajadores alemanes ganen mas y trabajen mejor). Esta diferencia es consecuencia del sistema educativo español, en el cual las asinaturas especificamente económicas en la ESO son inexistentes, y las del Bachiller en el mejor de los casos obligatorias solo en itinerarios especificos, cuando no solo optativas o directamente inexistentes.
En resumen, un chaval de la ESO puede acabar sus estudios sabiendo interpretar una partitura musical, pero no un balance o cuenta de resultados. Respecto a cultura empresarial o competencia economica financiera (aunque solo sea doméstica) mejor ni hablar. Idem para los que acaban el minibachiller actual. Por ej. Bachilleres que aspiran a ser ingenieros sin estudiar una asignatura que les hable sobre los costes y rentabilidades de un proceso productivo.
Y eso luego se paga.
Lo que dices es cierto, o por lo menos hasta un cierto punto comparto lo que dices. Lo que ocurre es que no me ha parecido necesario utilizar esa argumentación. Cuando se hacen comparativas de productividad empresarial entre España y Alemania apenas hay diferencia entre empresas de igual tamaño. La diferencia está en que las empresas españolas son en general mucho más pequeñas (y consecuentemente menos productivas por ser menos intensivas en capital) que las alemanas. Y esto se resuelve favoreciendo el crecimiento empresarial o lo que es lo mismo, la acumulación de capital productivo.
ResponderEliminarEs indudable que existe una enorme inadecuación entre la formación y el tejido productivo en España. Tenemos muchos universitarios (tantos como en Alemania) y no creo que estén peor preparados. También tenemos muchos ninis. El problema es que no hay FPII, o los hay muchos menos que en Alemania, por lo que tendemos a ocupar esos puestos con universitarios: craso error. Me recuerda a esa situación en la que intentamos soltar un tornillo con la punta de un cuchillo: se puede hacer pero cuesta un montón y el cuchillo acaba "protestando". Prometo otro post relativo a ese tema para otro día.
Saludos
Muy ilustrativo el artículo y los comentarios. Sólo puntualizaría que a la diferencia de procesos más o menos intensivos en capital o mano de obra, amén de la diferencia de know-how o capital humano, en mi opinión, no hay que olvidar lo relativo a los diferentes modelos organizativos y de incentivos que se manejan en los dos países. Mientras que en Alemania se remunera en base a la productividad y se organiza el trabajo pensando en la conciliación, aquí todavía se remunera haciendo tabla rasa y se organiza el trabajo priorizando "calentar sillas" en vez de obtener resultados... hay tantas cosas que deberían cambiar... Gracias de todas maneras. Comparto el enlace con mi grupo de alumnos/as
ResponderEliminarGracias por el comentario.
ResponderEliminarObviamente hay muchas diferencias entre Alemania y España a las que no he aludido. Sólo quería centrarme en datos objetivos y contrastables sin añadir nada que pudiera ser cuestión de interpretación. TODOS los datos del ejemplo (excepto el tipo de interés) son cifras (redondeadas) de fuentes oficiales y pueden obtenerse o calcularse desde el enlace que menciono. Los datos fríos, crudos y duros.
Saludos