lunes, 20 de abril de 2015

"Ideología con ecuaciones"



"La Economía no es una ciencia; es ideología con ecuaciones". Esa es la frase que dicen que soltó (yo no lo vi) el ministro griego Varoufakis en una entrevista en televisión recientemente. Vi en mi Twitter que la frase provocaba alborozo y regocijo en algunas de las personas a las que sigo y en muchas otras cuyas reacciones fueron retuiteadas.

Como bien saben quienes conocen mi opinión sobre el tema no me gustan las discusiones bizantinas y la de si algo es una ciencia o no lo es acaba siéndolo: todo depende de la definición de ciencia que cada cual da amoldándola a sus preferencias para que incluya o no a su disciplina favorita. Como digo, la discusión no me preocupa. Lo que sí me preocupa es que se pueda avanzar en determinadas áreas de conocimiento con rigor, disciplina, con metodologías generalmente aceptadas y con exposición a la contrastación empírica de las afirmaciones. Desde ese punto de vista poco me importa si se considera o no una ciencia a la Economía: me preocupa que encontremos respuestas válidas a problemas interesantes. Y sea o no sea una ciencia eso no quiere decir que cualquier afirmación o propuesta de cualquier orientación ideológica sea sólida o soporte el más mínimo envite: se dicen muchísimas chorradas a derecha e izquierda amparadas por una supuesta pureza ideológica.

Pasemos a la segunda parte de la frase: "ideología con ecuaciones". Vamos a darla por buena por un momento (aunque creo que es una boutade) como dicen los anglosajones for the sake of the argument. Supongamos que una ideología (conjunto de creencias, preferencias, ideas y explicaciones sobre el funcionamiento del mundo) puede ser expresada de forma matemática: "con ecuaciones". Lo primero que me viene a la cabeza es que por lo menos dicha ideología ha de ser capaz de soportar la coherencia lógica interna que un conjunto de ecuaciones matemáticas impone. En principio yo diria que es un punto a favor. Pero hay algo más: si somos capaces de expresar de forma matemática un conjunto de ideas no sólo contrastamos su coherencia lógica sino que también abrimos la puerta a algo mucho más interesante: a la cuantificación y contrastación empírica de dicho conjunto de ideas. De modo que si somos capaces de contrastar empíricamente la robustez de unos postulados cuantificables... ¿podemos seguir diciendo que eso es una "ideología"?. Tal vez sí, pero una ideología con unos argumentos de verosimilitud muy superiores a otras ideologías cuyo único argumento es la mala retórica opuesta a los datos, a la empiria, a la contrastación. Las movimientos de los astros celestes pudieron ser tema de debate ideológico en el pasado. Una vez que se postulan las leyes que explican su movimiento y dichas leyes se contrastan mediante la observación dejamos de hablar de ideología para hablar, sí... la palabra maldita... para hablar de ciencia.

9 comentarios:

  1. Aunque estoy de acuerdo contigo en el núcleo de la cuestión, hay un asunto que quisiera comentar:

    La existencia de un formalismo matemático, por muy autoconsistente que sea, no tiene por qué garantizar rigor ni menos aún veracidad. La astrología, sin ir más lejos, lo tiene. Y bien complejo además.

    Mi experiencia como profesor me ha mostrado que la aparicion de cuatro fórmulas es a menudo suficiente para suspender el pensamiento crítico. Igual que las afirmaciones de un tipo con bata blanca y su DNI impreso en pantalla (¿por qué harán eso?).

    En resumen, que las matemáticas a veces se usan como argumento de autoridad. Pero como dicen los analistas de Big Data: garbage in, garbage out.

    A pesar de que apenas le dedicas unas palabras al final, es el contraste empírico el que marca la diferencia.

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    1. Pablo,

      No creo que la astrología sea un buen ejemplo. Es cierto que las matemáticas necesarias para calcular la posición de los astros en un momento concreto son complejas. Pero el postulado fundamental de la astrología (que dicha posición afecta nuestra manera de ser y nuestro destino) carece de dicha formulación. De hecho si la tuviera podríamos contrastar empíricamente su validez tal y como correctamente señalas "que marca la diferencia".

      Pero que las astrología no sea un buen ejemplo no significa que no haya otros, de modo que sí, he de darte la razón: una formulación matemática puede impresionar al profano y hacerle pensar que hay algo de sustancia donde no la hay. Alfred Marshall (probablemente el economista más influyente de finales del XIX y comienzos del XX hasta la publicación de la Teoría General de Keynes) describía en una carta su forma de trabajar así:
      1) Usar las matemáticas como lenguaje abreviado, no como motor de búsqueda
      2) Seguir usando las matemáticas hasta llegar al final
      3) Traducir las matemáticas al inglés
      4) Ilustrarlo con ejemplos que sean importantes en la vida real
      5) Quemar las matemáticas
      6) En el caso de que en el punto 4) no tengas éxito quemar lo obtenido en el punto 3)

      Quizás el enfoque de Marshall está un poco anticuado y es anterior al importante desarrollo de la econometría (estadística aplicada) durante el siglo XX. Si examinamos por ejemplo los artículos que se publicaban en los años 30 en la American Economic Review (la más prestigiosa revista de Economía) "apenas había una ecuación; los supuestos no se formalizaban; los gráficos representaban series, pero no eran muy comunes; el ajuste de una recta a una nube de puntos era raro" (McCloskey, La retórica de la Economía 1985). Si tomas ahora la revista verás que por el contrario apenas existen artículos sin un complejo aparataje matemático, y la mayor parte de ellos con las bases de datos y métodos de estimación empleados a libre disposición.

      No obstante Marshall tenía algo de razón. Tal vez a los economistas se nos ha olvidado que no basta con presentar argumentos que convenzan a otros economistas. Tal vez se nos ha olvidado formular argumentos sólidos para convencer de otra manera a otras personas. Se nos ha olvidado que la retórica es importante y que depende también del público a quien a veces nos dirigimos. Entre las matemáticas y el principio de autoridad hay todo un campo que explorar.

      Un saludo... ¡Y gracias por comentar!

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  2. Es ideología si en los modelos "matematizados" se incluyen básicamente aquellas características que corresponden a un conjunto de creencias, preferencias, ideas y explicaciones sobre el funcionamiento del mundo. Una lectura rápida de la microeconomía.

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  3. No dices nada sobre la coherencia lógica y la contrastación empírica. A ver si va a resultar que algunas ideologías no son sino "pajas mentales"...

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  4. La coherencia lógica puede darte en parte las matemáticas, pero la "contrastación empírica" del desarrollo se ha interpretado por una perspectiva ideológica. ¿Cómo lo mides? esto no es un experimento de laboratorio. Con ese argumento, tenemos un modelo productivo que destosa el planeta.

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    1. ¿Puedes darme un ejemplo concreto donde se vea eso? Me bastaría un paper en cualquier revista revisada por pares de teoría económica donde se ilustre eso de la interpretación desde una perspectiva ideológica. Para saber de qué estamos hablando y que no nos vayamos por los cerros de Úbeda.

      Un saludo

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  5. errata: destroza en lugar de destosa.

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  6. "La ideología del científico se manifiesta en la selección de los problemas que estudia, en la concepción teórica a la cual recurre para ubicarlos, en la selección de las técnicas para acopiar la información empírica, en la interpretación de los datos, en las recomendaciones que plantea para resolver los problemas, en la forma en que se utilizan los resultados de las investigaciones. " Ramón Ruiz Limón, (2006), HISTORIA Y EVOLUCIÓN DEL PENSAMIENTO CIENTÍFICO, Pág 103

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  7. O sea... que no eres capaz de poner un sólo ejemplo. Yo por mi parte doy por zanjada la discusión aquí. No pienso entrar en un concurso de citas.

    Un saludo

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