lunes, 15 de abril de 2013

Ahorradores y especuladores

Money - SavingsDiariamente ser realizan millones de transacciones económicas: desde el café que acabo de tomarme en una cafetería hasta la adquisición de un buque de guerra por parte de la armada venezolana. Casi todas las transacciones tienen en común la utilización del dinero para establecer el precio del bien o del servicio contratado. En algunos casos se utiliza el trueque pero la utilización del dinero es mucho más conveniente.

El dinero permite establecer unos precios fácilmente comparables frente a los que daría una economía de trueque. Por ejemplo, si una cabra se puede cambiar por doce gallinas y un litro de aceite por dos kg de alubia verde podría ocurrir que alguien cambiase una cabra por 100 litros de aceite y una gallina por un Kg de alubia verde... ¡y no sabríamos si ésto es caro o barato! Con dinero es más fácil: 1,5€ la alubia verde, 3€ el aceite, etc.

El dinero no es más que un bien más que utilizamos como referencia. Los precios cambian con frecuencia: unos suben, otros bajan... pero mantener la referencia a un bien fijo (el dinero) nos permite comparar los precios relativos con facilidad. Cuando los precios de todos (o casi todos) los bienes suben es porque el dinero pierde valor y es lo que denominamos inflación. Por el contrario, cuando todos los precios bajan es porque el dinero se hace más valioso y es una situación de deflación.

Cuando una persona recibe su renta (su salario, por ejemplo) tiene que tomar una serie de decisiones. Una de las más importantes es aquella en la que decide cuánto consume y cuánto ahorra. Puede decidir disfrutar de unas merecidas vacaciones en la playa o quedarse en casa jugando al parchís. Supongamos que esa persona, prudente ella, decide ahorrar una determinada proporción de su renta. Lo que esa persona hace es "congelar" su capacidad de compra (lo que se llama depósito de valor), de consumo, en un bien duradero para poder "descongelarla" en el futuro y consumir más entonces (o transmitir dicha capacidad de consumo a sus herederos...). Si el bien elegido como depósito de valor es dinero decimos que esa persona es un ahorrador. Por el contrario, si ante la perspectiva de poder conservar mejor el valor de su ahorro decide utilizar cualquier otro bien (oro, un inmueble, acciones, etc.) decimos que es un especulador.

En realidad ambos son lo mismo y realizan la misma función. Y es una función necesaria.

sábado, 13 de abril de 2013

Arbitraje y apuestas deportivas

Hoy, por primera vez y a modo de excepción, voy a explicar algo realmente útil: cómo hacerse multimillonario con un método infalible utilizando apuestas deportivas.

Una casa de apuestas acepta apuestas por los distintos resultados de un partido de fútbol y cotiza cada resultado. En la siguiente captura de pantalla están las apuestas de la segunda división de fútbol español de Bwin:
Fijémonos en el partido Lugo - Alcorcón, por ejemplo. Si apostamos 100€ por la victoria del Lugo la casa de apuestas nos pagaría 275€. Si apostamos la misma cantidad por el Alcorcón nos pagaría 255€. La casa de apuestas va determinando los pagos para cada resultado de tal manera que puede pagar a los afortunados con las pérdidas del resto y obtener un margen.

En este caso podemos calcular el margen de la casa de apuestas de forma bastante sencilla. Veamos cómo. Supongamos que yo quiero cobrar 1000€ de premio. Para ello tendría que apostar 363,63€ a favor del Lugo (363,63 x 2,75 = 1000€), 344,82€ por el empate (344,82 x 2,9 = 1000€) y 392,15€ a favor del Alcorcón (392,15 x 2,55 = 1000€). Apostando esas cantidades cobraremos 1000€. El problema es que tendríamos que apostar la cifra de 1100€ en total por lo que tendremos unas pérdidas seguras de 100€. Mal negocio para nosotros, pero un excelente negocio para la casa de apuestas: ¡el 10%!.

Visto desde el punto de vista de la casa de apuestas: supongamos que queremos obtener un 8% de margen. Recibimos 3450€ de apuestas a favor del equipo local, 2876€ por el empate y 1220€ por una victoria visitante. En total suman 7546€. Si quiero obtener un 8% puedo repartir 7546 / 1,08 € en premios: 6987€. Esto significa que a los 3450€ a favor del equipo local puedo pagarlos doble a uno (3450 x 2 = 6900€), el empate a 2,43 y la victoria visitante a 5,72€ por cada euro apostado. Sencillo ¿no?

Es importante observar que la casa de apuestas irá ajustando las cotizaciones de cada resultado dependiendo de cuánto dinero apuesten sus clientes a cada uno de los resultados de tal manera que puede mantener ese 8, 10 o lo que sea fijo.

Está claro que por esta vía no vamos a hacernos multimillonarios de forma segura: siempre gana la casa de apuestas. Pero... ¿y si en otras casas de apuestas el partido no cotiza igual?. Supongamos que en William Hill cotiza: 2,5 / 3 / 2,8 (que es como estaba cotizando ayer cuando empecé a hacer las cuentas con la hoja de cálculo), que Mi Apuesta cotiza: 2,6 / 3,2 / 2,65 (idem) y que Bet365 cotiza: 3,1 / 3,1 /2,4 (que es como estaba cotizando hace un momento antes del partido). En este caso podríamos apostar 322,58€ en Bet365 a favor del Lugo, 357,14 en William Hill a favor del Alcorcón y 312,5 en Mi Apuesta por el empate. Habríamos empleado 992€ para obtener 1000€ con un beneficio seguro de 8 euros. No es impresionante, pero no está mal...

La cuestión es que hay miles de apuestas deportivas y docenas de casas de apuestas. Un sistema informático capaz de monitorizar las cotizaciones a tiempo real y de realizar de forma automática las apuestas sería una máquina de hacer dinero... ¿y esto no existe?

En los mercados financieros sí existe y hay enormes centros de datos con programas hiperoptimizados para hallar pequeñas diferencias o errores de valoración en productos financieros por todo el mundo. Pueden mover millones de dólares en milisegundos para obtener calderilla... pero calderilla segura millones de veces al día. Esto es lo que se denomina arbitraje. Las posibilidades de encontrar ventanas de arbitraje son ridículamente pequeñas y es precisamente eso a lo que nos referimos los economistas normalmente cuando decimos que los mercados financieros son eficientes.

Estoy seguro de que en el mundo de las apuestas deportivas también existen arbitradores. Lo que ocurre es que al ser mercados mucho menos profundos (mueven muchísimo menos dinero en cada apuesta que los mercados financieros) deben abrirse pequeñas ventanas de arbitraje con relativa frecuencia. ¿Se anima alguien?

P.S.- Para quien le parezca poco un 0,8% de rendimiento (8 euros por 1000 apostados) diré que con esa tasa diaria acumulativa en un año se pueden transformar 1000 euros en 18000. Al cabo de 2 años serían 343.000 euros y en 4 años la cifra sería de 118 millones de euros... ¡cosas del interés compuesto!

miércoles, 3 de abril de 2013

Algunas notas sobre los bitcoins

No había prestado mucha atención a los bitcoins, la verdad. Un par de lecturas rápidas cuando The Economist habló de ello pero no me habían despertado el interés.


Hoy alguien ha llamado mi atención sobre la entrada que Arturo Quirantes (@elprofedefisica) hacía en Naukas sobre el tema. Creo que es una exposición bastante clara sobrevolando los aspectos técnicos de la susodicha moneda virtual. Sin embargo no hubiera estado mal una entrada mano a mano con alguien con algún background en temas monetarios.

Me gustaría señalar aquí algunas cuestiones.

  1. Bitcoin no tiene respaldo del patrón oro, como tampoco lo tiene actualmente ninguna moneda de amplia circulación. De hecho, bitcoin me recuerda muchísimo al dinero de piedra de la isla Yap. Nada novedoso aquí. En todo caso un paso atrás hacia una forma primitiva de dinero
  2. Que no exista un Banco Central no es necesariamente algo bueno. Aunque algunos economistas como Milton Friedman abogaron por su eliminación y su sustitución por una institución que se limitase a emitir dinero a un ritmo constante prefijado, esta postura no tiene un amplio consenso entre los economistas. Los bancos centrales (y en especial los bancos centrales autónomos y con alto grado de independencia del poder político) son necesarios en un mundo económico complejo, conectado y globalizado como el actual. 
  3. Arturo dice la verdad cuando dice que el dinero actual, los billetes, no tienen un valor intrínseco más allá de la confianza de quienes los utilizamos. De hecho, a los billetes y monedas en manos del público se la denomina circulación fiduciaria que viene de la palabra "fe". Son una convención que todos aceptamos, pero no tiene nada que ver con la "capacidad del Estado para pagar sus deudas". Esto tendrá que ver con la deuda pública, pero nada que ver con los billetes y monedas, por lo menos en nuestro entorno. 
  4. Un sistema monetario basado en bitcoin sería por defecto deflacionario. Esto es: el límite máximo en la cantidad de moneda y el ritmo decreciente de aumento de la base monetaria significa que la moneda ha de apreciarse cada vez más. ¿Y qué ocurre cuando las cosas son así?. A bote pronto:
    1. Que mantener bitcoins que cada vez valen más es mejor que gastarlos. La gente guardará sus "bitcoins" bajo el colchón con la fundada esperanza de que cada vez valgan más y de tal manera que los bitcoins en circulación serán muchos menos que los bitcoins "emitidos". En algún momento se utilizará otro tipo de moneda para las transacciones mientras que los bitcoins no serían más que un depósito de valor. La Ley de Gresham en estado puro: la moneda mala desplaza a la buena.
    2. La dinámica del flujo monetario que se deduce de los párrafos anteriores muy probablemente conduzca a situaciones de formación de burbujas (en cuanto mejoren levemente las expectativas) y pinchazo de las mismas (ante la más leve sombra de duda sobre el futuro de los bitcoins). De hecho en el gráfico adjunto se ve la formación y pinchazo de la primera y estamos asistiendo a la formación de la segunda. Atención al pinchazo en los próximos meses (tal vez semanas).
  5. Si yo necesitase bitcoins para comprarme un coche... ¿quién me los iba a prestar y a qué precio?. Es fácil ver que la constitución de un banco virtual con cuentas en bitcoins es complicada. Un banco toma dinero de los depositantes, los remunera (más o menos) y presta dinero a quien lo necesite a cambio de un tipo de interés. En principio el tipo de interés a aplicar sobre una moneda diseñada para que sea deflacionaria (cuyo valor no deje de subir) será bastante alto. Por otro lado... ¿quién garantiza los depósitos de los depositantes si no existe una autoridad monetaria centralizada?. Parece que para poder montar un sistema financiero elemental (canalización del ahorro hacia la inversión sin más florituras) haría falta algún tipo de supervisión... y eso es precisamente de lo que bitcoin presume de carecer.
En resumen. A mí bitcoin no me gusta. Es posible que alguno se forre con las sucesivas burbujas sobre el sistema, de la misma manera que otros perderán hasta la camisa. Yo, para apostar prefiero el hipódromo.
P.S.- Actualización: Sala i Martin ha escrito una excelente entrada sobre bitcoin. Vale la pena leerla.