miércoles, 19 de diciembre de 2012

Economía forense

La palabra cooperar tiene normalmente implicaciones positivas para la mayor parte de las personas a la par que la palabra competir tiene un significado más negativo. La cooperación se entiende como algo deseable mientras que la competencia o la competitividad pretenden señalar aspectos negativos o en todo caso se asumen como un mal necesario en nuestra sociedad. Sin embargo, para los oídos de un economista las palabras cooperar o competir están mucho menos cargadas emotivamente. No sólo porque valoremos la competencia como algo sano (y mucho menos estresante de lo que la gente tiene en mente) sino también porque hemos estudiado muchos casos en los que la cooperación se ha utilizado para sacar provecho o perjudicar a terceros.
De hecho, las estrategias competitivas o cooperativas no son sino medios para alcanzar fines y son esos fines los que pueden ser loables o despreciables.

Cuando uno se acerca por primera vez a la microeconomía le cuentan la historia de los mercados de competencia perfecta y el caso de los monopolios. Ambos son extremos, el blanco y el negro, de lo que en realidad uno puede encontrarse en la vida real donde ni existe la competencia perfecta ni existe un monopolio perfecto. Dentro de la escala de grises tenemos casos cercanos a la competencia perfecta, donde la capacidad de fijar precios arbitrariamente altos está muy mermada y, por otro lado, situaciones de monopolio o de cártel en las que uno o varios oferentes, productores, pueden cobrar servicios anormalmente altos. Una situación en la que haya un fuerte poder de mercado se traduce en una transferencia de excedente de los consumidores a los vendedores. Dicho poder de mercado puede tener distintos orígenes, que no voy a discutir aquí, pero en muchas ocasiones es el resultado natural de una actividad reguladora que limita la entrada de nuevas empresas en un determinado sector (leyes urbanísticas, concesiones administrativa, permisos de actividad, limitación de horarios comerciales, etc. ).

Hay ocasiones en las que varias empresas de un sector cooperan para evitar la entrada de nuevos competidores y fijar precios más altos de los que sería esperable en un contexto más competitivo. No siempre es fácil detectar dichas practicas colusorias pero poco a poco la Economía va dotando de herramientas y marco teórico suficientemente riguroso como para que las autoridades (defensa de la competencia) puedan identificar dichas prácticas y actuar en consecuencia.

Veamos algunos ejemplos.

El escándalo NASDAQ

En 1994 dos economistas, William Christie y Paul Schultz, publicaron en el Journal of Finance un artículo titulado Why do NASDAQ market makers avoid odd-eight quotes? que en román paladino quiere decir algo así como ¿Por qué los "creadores de mercado" del NASDAQ evitan las cotizaciones con octavos impares?.

Lo primero que hay que saber es qué es el NASDAQ: es una bolsa donde cotizan acciones de multitud de compañías, especialmente tecnológicas.

¿Y los "creadores de mercado" o market makers? Son empresas que cotizan precios tanto de compra como de venta para distribuir la oferta y la demanda y crear un flujo de liquidez entre el mercado y sus participantes. Dicho de otra manera, un market maker es alguien que ofrece un precio de compra y precio de venta para las acciones. La diferencia entre ambos precios es el bid-ask spread y en condiciones competitivas se espera que dicho diferencial sea muy pequeño, especialmente para acciones o productos con grandes volúmenes de negociación.

El NASDAQ cotiza los precios en dólares y octavos de dólar, por ejemplo, una acción puede cotizar a 23 3/8, lo que equivale a 23,375 dólares. Lo que Christie y Schultz observaron  es que para más de un 70% de las empresas del NASDAQ apenas existían cotizaciones que utilizaran "octavos impares". Dicho de otra manera, era prácticamente imposible encontrar cotizaciones que terminasen en 1/8, 3/8, 5/8 o 7/8. De esta manera el diferencial entre el precio de compra y venta de los market makers era de mínimo 0,25 dólares ( o 1/4), aumentando los márgenes de forma espectacular. Dicho fenómeno era imposible de explicar sin un acuerdo tácito o explícito entre los distintos operadores.

Del artículo de Christie y Schultz se hizo eco la prensa generalista lo que tuvo varias consecuencias:

La primera y más llamativa es que de repente empezaron a aparecer cotizaciones con octavos impares. Esto dio lugar a que los mismos autores publicasen un segundo artículo titulado Why did NASDAQ market makers stop avoiding odd-eighth quotes? o en castellano ¿Por qué los market makers del NASDAQ han dejado de evitar las cotizaciones con octavos impares?.

La segunda fue una investigación en la que incluso se grabaron conversaciones bastante comprometedoras entre operadores en ese mercado. Finalmente se cerró un acuerdo y se aprobaron normas para evitar situaciones similares en el futuro.

El escándalo del LIBOR

El asunto todavía está en ebullición. Esta semana ha habido detenciones al respecto y veremos en qué termina todo. Parece se que en este caso más que prácticas colusorias se trata de sobornos a determinados trabajadores de algunos importantes bancos (Barclays). Está todavía por ver el alcance del fraude. Lo explica mucho mejor que yo Sala i Martin aquí:




En el siguiente gráfico se ve dónde salta la liebre: Barclays siempre proporcionaba los tipos más altos y JP Morgan siempre los más bajos.




Pero hay más casos. Muchos más. Recientemente The economist publicaba el siguiente artículo The Scam Busters: how antitrust economists are getting better at spotting cartels, donde puede leerse:

Son momentos de tensión para los fijadores de precios. [...] Otros cárteles tienen tambien motivos para estar preocupados. El caso del LIBOR proporciona un buen ejemplo de como las autoridades de defensa de la competencia pueden usar datos sobre precios para escanear mercados y detectar rápidamente incluso casos de colusión a pequeña escala.
Los combustibles en España

Hace unos días se publicaban un par de entradas en Nada es gratis a cuenta de una posible alteración de los precios de los combustibles para reducir el IPC del mes de noviembre. Después se ha publicado otro en el cual se muestran comportamientos un poco extraños en la evolución de los precios de las gasolineras a lo largo de la semana: los lunes, que es la fecha semanal en la que deben reportar su precios a la autoridad competente, tanto el gasoil como la gasolina son mucho más baratos que el resto de la semana. De nuevo, los datos apuntan a prácticas colusorias. Habría que pedir a la autoridad que investigue. 



Cada vez disponemos de más herramientas para detectar casos de alteración de la competencia. En un mercado altamente competitivo la diferencia entre el precio de venta y el coste no es muy elevada por lo que las oscilaciones en el coste se verán reflejadas en el precio de venta. En el caso de prácticas colusorias el margen es muy superior por lo que pequeñas oscilaciones en el coste pueden ser absorbidas por las empresas trasladando al consumidor unos precios más estables. Sirva como ejemplo el siguiente gráfico tomado del anterior artículo del Economist relativo al precio de la perca (pescado) para el ejército norteamericano durante un período en el que operaba un cártel y a continuación en régimen de competencia(cuadro de la derecha). Los precios bajaron un 16% y pasaron a oscilar mucho más.


En resumen: existen prácticas abusivas y probablemente seguirán existiendo. Pero dichas prácticas dejan trazas. De la misma manera que las técnicas de análisis forense cada vez más avanzadas permiten detener y condenar a más criminales esperamos que las autoridades de defensa de la competencia utilicen las herramientas a su disposición para perseguir todas estas prácticas anticompetitivas.